¿Qué le hace seguir en el teatro después de tantos años y tantas funciones?

El teatro me da gasolina para vivir. Es una droga en vena.

¿Tan adictivo es el aplauso?

No es tanto el aplauso como la comunicación en la representación. Es una forma de vida. No sé lo que voy a durar, porque ya soy muy mayor, pero mientras esté bien física y mentalmente no me bajaré del escenario. Me gusta mi trabajo y me da la vida necesaria para tener entusiasmo.

¿Cree en esa máxima de que el actor ha de estar hasta el último día en el escenario?

Hay que salir al escenario mientras estés en condiciones; si no, para nada, aunque hayas sido la joya de la corona. Si no puedes dar todo al público, mejor te quedas en tu casa.

¿El teatro resiste y la gente sigue yendo porque no puede ser pirateado?

Todo lo que sea en directo no va a morir nunca. Serán pequeños reductos donde saborear otra cosa. Hablo como espectadora: lo que me pasa es tan gratificante y especial que me transporta.

¿Nota la crisis?

¿Y cómo no? Son unos pocos, los que nos mangonean y se llevan la pasta, quienes no la notan. A parte, hay una psicosis continua, aunque soluciones… ni una.

Los teatros públicos producen menos y las compañías se la juegan más en la taquilla. ¿Es bueno o malo?

Pues no sé si el teatro público produce menos, porque siempre he estado en el privado. Soy una actriz de la empresa privada. Solo trabajé un mes y pico en el María Guerrero con Josefina Molina. Eso es todo en 56 años de profesión. Cuando muchísima gente quería asegurarse un sitio, yo nunca lo intenté.

¿Por libertad?

Sí. Libertad en mayúsculas no podremos tener nunca, pero hay que batallar por las pequeñas libertades.

¿El cine ha sido injusto con usted?

No nos hemos hecho caso. Como espectadora me gusta mucho, pero como intérprete no lo he echado de menos. No he peleado nada por él. Solo he hecho una película, que para mí no era tal, que es Función de noche, que me dio muchas satisfacciones. Lo demás, algunas saliditas. Pero no es mi camino ni he soñado nunca con él. Lo que deseo, lo tengo: estar en un escenario con todos mis años.

¿La televisión es una aliada o es peligrosa porque puede conducir al mundo rosa?

Es una aliada si usas a la televisión y no dejas que te use a ti. He hecho solo una serie que haya durado mucho tiempo y no era protagonista. Es necesaria y me gusta por su inmediatez y porque te pone a prueba,pero no me gusta levantarme a las seis de la mañana [ríe]. En Las chicas de oro descubrí que no quería ser protagonista en televisión. Solo cameos.

¿El actor ha de comprometerse socialmente?

Soy muy respetuosa: entiendo a todos y hago lo que me da la gana. Si tengo que defender una causa, lo hago y me olvido de que soy actriz. Y a veces pienso que ayudo por ser conocida. Pero no me gusta pensar por los demás.

¿Han sido utilizados en ocasiones por la política?

Quien es utilizado es porque se deja. Llevo muchos años y nunca me he sentido utilizada. Como tampoco por las revistas del corazón: me opero y nadie se entera.

¿Qué le parece que a Pilar Bardem le quiten una calle?

Fatal, porque lo que se da no se quita. Seguro que ella no la ha pedido, así que quitársela me parece de mal gusto y de niños.