Cerca de la calle Los Negros, en La Cruz Verde, Camarón de la Isla escuchó cantar en la peña Las Tarantas a un adolescente malagueño llamado José Soto Cortés. «Me puso Tijeritas porque nunca terminaba las letras, cortaba las canciones», recuerda el artista. Hoy, más de diez millones de copias despachadas de sus 23 discos (¿quién puede olvidarse de su hit ochentero «ay, garabí, garabí, garabí, ay, garabí...»), celebra sus treinta años de carrera con nuevo disco y gira, que recalará en nuestra capital el 21 de abril en La Cochera Cabaret.

Suele decir que él ha sido uno de los auténticos pioneros e inventores de ese flamenco pop de los 80 que tantas alegrías comerciales dio a la música española de la época. No le falta razón: su Pegaso que tiene alas, producido por Miguel Ángel Arenas Capi (después, descubridor y mano derecha de Alejandro Sanz)­, del lejano año 1982, descubrió a una voz personal y unos melismas de lo más singulares en un entorno musical con aires de jondo pop («Yo no me dedico al flamenco puro, del que le gusta a cuatro, por eso digo que soy cantante, no cantaor», argumenta el artista). Llegaron las giras nacionales (ojo, que solía agendar más de cien bolos en un año, y él mismo ha confesado que cobraba cuatro millones de pesetas por gala) e internacionales (en Sudamérica fue un auténtico ídolo y llegó a actuar asiduamente en Japón y, atención, Israel), pero aparecieron las tentaciones y los peligros: «Tenía lo que quería y eso era muy tentador para un chaval que venía de una familia humilde», reconoció en una reciente entrevista. Y lo cantó en su himno de autorreivindicación Yo, Tijeritas: «Que pasé de vivir en el cielo a sentir la llama del infierno/Doy gracias a Dios y a mi madre que tanto quiero/hoy pido perdón y reconozco mis defectos». Así que las grandes cifras, los grandes éxitos terminaron, dando paso a una carrera más subterránea, más local... Hasta que en 2012 decidió zanjar su carrera profesional para dedicarse por entero a su familia.

Cuatro años después, el gusanillo del arte volvió a hacer de las suyas y Cortés firmó con una nueva discográfica, para la que debuta con Leyenda viva, un álbum que incluye sus éxitos de siempre, temas inéditos y «grandes colaboraciones», y que es el leit motiv de la gira en la que está inmerso el cantante de Yo la quería. Se trata de una serie de recitales acústicos por medio mundo (uno de los clubs de fans más activos de Tijeritas es el de Chile), con la que busca, como dice el artista, «seguir sintiendo el cariño de un público que va de abuelos a nietos». Bienvenido de nuevo.