Una de las especialidades de la escena musical malagueña, desde luego, es la fusión, el gazpacho de estilos triturados desde una óptica luminosa, sureña y optimista, con letras entre la reivindicación social y las reflexiones que buscan la esencia del ser humano en estos tiempos enajenantes. Mataka son unos practicantes de este género que busca la complicidad y la sonrisa, y ahora afianzan su discurso con su segundo álbum, Love Machine, que presentan este viernes noche en La Cochera Cabaret.

Alejandro Roldán (guitarra clásica y voz), Olga Díaz (voz), Álvaro Rojas (bajo y voz), Javier Dolera (guitarra eléctrica), Clara Gallardo (flauta travesera), David Ojeda (batería), Felipe Calle (percusión), Jeronimo Mateos (trompeta) y Javier Fresneda (trombón) responden colectivamente al nombre de Mataka, una banda que opera en Málaga desde comienzos del 2009. Aunque, como dicen ellos, «mucho tiempo antes ya sonaban guitarras y cajones hechos a mano, voces y risas bajo lunas y faroles, quizás intentando escapar de caminos abarrotados ya de gente».

Ellos tienen muy claro cómo es su música: «Es un potaje al que no se nos ocurre otra forma de categorizar que no sea con la palabra mestizaje». Flamenco, rock, progresivo, reggae y muchísimos más géneros y estilos sonorizan letras que, apuntan sus autores, «cuentan historias en el viaje del diario vivir, cantadas por infinidad de voces, sin que ninguna sea la principal». Temas que les valieron el triunfo, en la modalidad de Fusión, el MálagaCrea Rock. De ahí, a la grabación de un primer elepé, A veces el cielo puede estar bajo suelo, un trabajo «muy personal», que ya peina cuatro años y que les llevó a tocar en multitud de festivales, salas y locales de Málaga y Andalucía.

Este viernes se presentan en La Cochera Cabaret para enseñarnos su segundo trabajo, Love Machine, una producción propia y grabada, mezclada y masterizada por Dani Pineda (como su primer álbum). Un disco que nos muestran a unos Mataka más asentados y con unas canciones más perfiladas, manteniendo intactas sus señas de identidad, siempre fieles a su visión del mundo. «Soy un autómata / estoy configurado para amar / y si no amo me oxido / mi cuerpo mohoso quedará para chatarra», cantan en la canción homónima de un disco que, para sus integrantes, ha sido todo un sueño. Hoy, con la puesta de largo del nuevo repertorio, se inicia una nueva etapa para Mataka.