Es un animal del mestizaje musical. Combina soul con flamenco; bebe del gospel y de los cantes andaluces; se le eriza la piel con un quejío y con la voz más negra, pero ante todo y en el pliegue último, Pitingo se siente cantaor. Un rasgueo de guitarra flamenca o el lamento de una armónica. El torrente desgarrado en la voz de Camarón o la fiesta en la garganta de Aretha Franklin. Todo fluye, converge, dentro de Antonio Manuel Álvarez Vélez, Pitingo. Llegó a las listas de éxitos con Soulería, un disco de fusión en el que el soul se cantaba al toque de bulerías. Críticas y adeptos a partes iguales. Este cantaor, como él mismo se denomina, siguió construyendo su propia y personal carrera sin olvidar sus orígenes flamencos. Ahora, con Soul, Bulería y más, su último disco, llega este sábado (20.00h.) al Teatro Cervantes.

¿Qué ha cambiado desde Soulería? «A medida que cumples años, lo mismo que avanzas en lo personal, lo haces en lo profesional. En este disco está más conseguido el sonido. Hemos llevado el sonido de la época Motown Sound al flamenco. Hemos conseguido hacer una hermandad de las dos culturas que ha quedado muy conseguida. Al público le está gustando mucho, incluso a los versionados», asegura el artista, quien asegura ser tan aficionado a la música flamenca como a la afroamericana: «Desde que era pequeño llevo escuchando las dos músicas y trabajando con las dos culturas de la mano. Forman parte de mi vida las dos. No sabría decirte si sé más de cante que de la otra música». Eso sí, él tiene clara una cosa: «Soy cantaor hasta que me muera. Es una forma de vida, en casa todos somos flamencos: mi mujer, mis primos, mi gente... todos. Nuestras vida es flamenca al 100%. Estamos todo el día con esta cultura, desde por la mañana; en nuestras fiestas es la música que suena... Un cantaor flamenco no puede existir sin tener una vida flamenca. Mi madre es gitana, así que en casa siempre hemos tenido el flamenco por bandera. Así que sí, ¡claro que sí! Cantaor, por supuesto, aunque ejerza la faceta de cantante. En todos los espectáculos meto cuatro o cinco temas del cante jondo».

Como también tiene clara la posición real de la crítica en este negocio: «El público manda y no es tonto. Ya no hay miedo. Al principio tienes muchos prejuicios que nos tienen metidos en la cabeza desde pequeños, pero ya no. Si siguiéramos haciendo lo de siempre, no evolucionaríamos nunca. La música cambia. No se canta ya flamenco como hace 60 años. Y tampoco la música negra es igual. Hemos ganado en armonía, pero la esencia de pobreza no se va a sacar ya más. Se busca armonía, dificultad. Antes era sota, caballo y rey y, cuando llegamos, la crítica se nos echó encima y me quitaba el sueño. Ahora no, respeto su opinión, pero no yo sigo a la mía».

No lo estará haciendo tan mal Pitingo: un artista que pone de acuerdo a Enrique Morente, Miguel Poveda, Eric Clapton, Juan Gabriel, Aute, Alicia Keys, Marc Anthony o Gloria Gaynor ha de ser alguien que tenga algo que decir y que lo diga bien.

En su concierto del Teatro Cervantes le acompañará un reducido combo: Jesús Núñez, guitarra; Carlos Merino, percusión, y un coro gospel formado por Dani Reus, Astrid Jones y Deborah Ayo.