Sus logros, muy contados, están lejos de alcanzar sus objetivos y en líneas generales esta comedia familiar de acción supone una decepción en casi todos los órdenes, fruto sobre todo de un guion muy poco imaginativo que se pierde en conversaciones superfluas y en disquisiciones irrelevantes. Vamos, lo más parecido a la pura tontería.

Es más, su indudable parentesco argumental, especialmente en lo que atañe a los personajes, que en algunos casos están clavados con 'Pequeña Miss Sunshine', la espléndida y corrosiva cinta norteamericana de Jonathan Dayton y Valeria Faris, que obtuvo en 2007 dos oscars, el destinado al mejor guión original, firmado por Michael Arndt, y el de mejor actor de reparto para el ilustre veterano Alan Arkin, salta a la vista de principio a fin y siempre para poner de relieve las carencias de una cinta francesa que si algo evidencia es que su director, un Benjamin Benamou que ha dirigido cuatro largometrajes de los que solo uno, 'Se nos fue de las manos', se ha visto en España, es que no estuvo precisamente inspirado en el rodaje.

Preocupado por lograr una frescura y un sentido del humor eficaces, el realizador ha tenido en mente las viejas comedias de Jean Paul Belmondo, sin articular, sin embargo, las ocasiones idóneas que inviten a la sonrisa.

Lo que sucede en el interior de ese monovolumen que acaba de comprar la familia y en el que todos han puesto su mayor ilusión para pasar unas vacaciones gloriosas es, simplemente, una sucesión de disparates de escasa viabilidad y casi nula eficacia en la que el padre vuelve a ser el tipo nada lúcido y sin recursos y el abuelo un anciano cascarrabias que sigue seduciendo a jovencitas inexpertas. Entre ellos las cosas no son demasiado estimulantes, pero al menos se han preparado para montárselo bien con el flamante Medusa que han adquirido, un vehículo de modernas y completas prestaciones.

La película se apoya en una grave avería que bloquea la velocidad automática del coche a 130 km. por hora, sin que obedezca ninguna orden de parar el motor.