No es conocido en España, de hecho esta es la primera de sus cinco películas que se estrena en nuestras pantallas, pero Jerome Bonnell es un autor sensible y a tener en cuenta que aporta a sus personajes, sobre todo a la protagonista, una dosis nada desdeñables de ternura y de emotividad.

En este drama romántico, que él mismo ha escrito, con lejanos ecos de un clásico como Breve encuentro, consigue traspasar la capa que aísla a dos seres que van a vivir en muy pocas horas la intensidad de un amor, fruto de la casualidad, que les arroya y que revela la vulnerabilidad de sus sentimientos. Como decía el director, su objetivo era hacer una película cuyo tema principal fuese la tensión que se crea en una historia de amor tratada en tiempo real. Partiendo de esa profunda pero a la vez juguetona premisa, como él la calificaba, el resto de la historia así como su duración fueron saliendo por si solas. Y precisamente esa espontaneidad, que le permite incluso recurrir esporádicamente a soluciones divertidas que son impagables, es lo que refuerza la consistencia de la cinta.

Eso y la gran labor de la actriz Emmanuelle Devos, premiada en el Festival de Cabourg Romantic, que sabe meterse de lleno en la piel de su cometido. Arli, una mujer de 43 años aparentemente madura, es una actriz que está a punto de dejar Calais, donde ha trabajado en una representación teatral, para regresar al París en que vive y en el que la espera su pareja.

En su trayecto en el tren, repara en un individuo que le llama la atención y que le atrae poderosamente. Pronto sabremos que es Doug, un profesor del sur de Inglaterra que ha acudido a la ciudad francesa para asistir al entierro de una amiga. Lo más destacado de la cinta es que trata con personas en su plena madurez y con emociones muy personales. Seres víctimas de sus sentimientos. Creían que su experiencia en la vida les había proporcionado la capacidad de ver las cosas con cierta distancia y van a comprobar que no sólo no es así sino que resulta todo lo contrario.