Nos lleva a la Sudáfrica del racismo y del apartheid, a un país inmerso en una situación humillante e insostenible para los negros, privados de todos sus derechos, a instancias de la novela homónima de Chris Marnewick, un abogado defensor de los condenados a muerte que atesoró una experiencia ingente al respecto. Está ambientada en 1987, cuando 164 personas fueron ejecutadas en el corredor de la muerte de Pretoria, la capital política del país, y ha sido dirigida por un veterano director, Oliver Schmitz, que ha desarrollado la práctica totalidad de su obra en la pequeña pantalla.

Esta película es una excepción y hay que situarla entre lo mejor de su labor. Está 'inspirada' en hechos reales y aborda cuestiones y hechos que fueron decisivos para abolir, ya con Nelson Mandela en la presidencia, la pena de muerte.

El verdadero artífice de la historia que vemos es John Weber, un letrado entregado a la imposible causa de salvar de la pena capital al máximo de condenados posible en un escenario en el que el número de afectados es cada año mayor. Es una tarea muy complicada porque no tiene ninguna facilidad del gobierno y ha de enfrentarse a una mujer enérgica y convencida de su trabajo, Kathleen Marais, la fiscal del estado.

El enfrentamiento entre ambos adquiere su mayor relieve con el caso de Leon, un joven guardia de 19 años de la prisión de máxima seguridad de Pretoria traumatizado por todas las ejecuciones que ha presenciado. Su sentencia la dan todos por hecha, ya que el muchacho asesinó a quemarropa y con terrible frialdad a siete jugadores de un equipo deportivo, pero nadie sabe que Weber esconde una carta que puede rescatarle del corredor dela muerte. Tiene que ver con los supuestos daños psicológicos sufridos por una persona, Leon, que tenía solo 17 años cuando fue nombrado guardián y que vivió experiencias terribles asistiendo a los que esperaban ser ahorcados.

Narrada con austeridad y solvencia y permitiendo que el público entre en materia y sea consciente de lo traumatizante de su experiencia, ganó el premio del público dentro de la sección Panorama del Festival Internacional de Cine de Berlín.