[**] Nacionalidad: EE UU-España, 2011. Director: Mabrouk El Mechri. Guión: Scott Wiper y John Petro. Fotografía: Remi Adefarasin. Música: Lucas Vidal. Intérpretes: Henry Cavill, Bruce Wills, Sigourney Weaver, Verónica Echegui, Rochsdy Zem, Oscar Jaenada, Joseph Mawle, Caroline Goodall, Rafi Gavron, Emma Hamilton, Jim Piddock, Fermí Reixach.

No esconde en ningún momento su condición de producto de acción de serie B, con diseño propio de telefilm, y sus limitaciones son obvias en todos los terrenos, de forma que la trama se ve salpicada de tiempos muertos que no se atenúan ni siquiera con el rodaje en escenarios españoles, concretamente en la Costa Blanca y en Madrid. El director francés de origen argelino Mabrouk El Mechri, que solo había firmado un largometraje de ficción previamente, un falso documental sobre Van Damme titulado JCVD, revela un mínimo de soltura para convertir la acción en el factor desencadenante de todo el relato, aunque parte de un guión y de una historia demasiado tópica y nada convincente.

El actor Henry Cavill, al que vimos recientemente en Immortals y a las órdenes de Woody Allen en Si la cosa funciona, pone de su parte bastante más que voluntad si bien su personaje está siempre sacado de contexto. Con paisajes rodados en Xàbia y playas y poblaciones de la Marina Alta, la película tiene unos comienzos espectaculares que nos sitúan en las vacaciones de una familia norteamericana, que disfruta del sol y el entorno paisajístico. Al matrimonio, su hijo y la novia de éste se une el hijo mayor, Will, que revela una relación no demasiado fluida con su padre, Martin (interpretado por un Bruce Willis que desaparece muy pronto), que esconde secretos que van a salir a relucir de forma tormentosa.

La clave estriba en que Will no ha sabido nunca la verdad de los particulares «negocios» de su padre, que en lugar de dedicarse a negocios de arte es un agente de la CIA encubierto. Es más, su figura está en el ojo del huracán de una organización que está empeñada en hacerse con un valioso maletín que él ha robado. Para ese objetivo ha resuelto secuestrar a la familia de Will y amenaza con acabar con ella si en un breve plazo no accede a sus deseos. En esa misión mueve una pieza realmente demoledora, la fulminante Carrack, una Sigourney Weaver tan perversa como asesina.