Está por debajo de lo que algunos comentarios hacían prever y, en ningún sentido, 'Nunca digas su nombre y con méritos para servir de modelo en muchos aspectos. Muy al contrario, esta aportación al cine fantástico no es más que un conglomerado de elementos identificables como tópicos que no mejoran ni siquiera partiendo de la base de que está inspirada en hechos reales.

La directora Stacy Title, autora de 'La última cena' y 'El diablo viste de negro', no ha conseguido dotar a los fotogramas de la dimensión y del acento que requerían, de modo que esta versión cinematográfica del relato del escritor e historiador de ocultismo Robert Damon Schneck 'The Bridge to Body Island', no tiene la necesaria capacidad para asustar e inquietar al público.

Da la impresión de que lo que nos muestra la cinta es una hábil campaña de publicidad en torno a tres estudiantes universitarios, testigos en 1990 en la Universidad de Wisconsin de una historia sobrecogedora, que pretende convocar al mayor número de espectadores posible. El esquema de la película es el más común en estos casos y se abre paso cuando tres compañeros de estudios se permiten el lujo de vivir juntos por vez primera fuera del campus universitario. Para tal ocasión han escogido la consabida mansión gótica que delata en su fachada la presencia de fantasmas. Se trata de los novios Elliot y Sasha y del amigo de ambos John.

El trío se las promete muy felices, sin la tutela de familiares y con absoluta libertad, pero empiezan a sucederse hechos misteriosos que van configurando un clima de pavor.

Pronto descubren que ese conjunto de fenómenos extraños tiene que ver con un siniestro personaje, Bye Bye Man, que vivió en esta casa décadas atrás y que es el culpable de una tragedia, con víctimas incluidas, que sigue asustando en el entorno. A partir de ese momento, los tres amigos sufren las consecuencias de problemas psicológicos y paranoias que afectan seriamente a su estabilidad emocional y que conectan con la locura.

Es en esta tesitura cuando se da rienda suelta a la trama en aras a crear un miedo que más que artificioso es grotesco y pasado de rosca.