Podría ser una suerte de combinación de 'La guerra de las galaxias' y de 'Avatar', en cuanto que potencia el aspecto visual y estético de la ciencia-ficción sobre la base de una nutrida galería de tipos de la más variadas fisonomías y un argumento que remite a la aventura de turno con elementos tan típicos de la especialidad como la inevitable Fuerza Oscura y los confines del universo. Algo a lo que hay que añadir, en dosis no excesivas pero tampoco despreciables, un sentido del humor y, sobre todo, un factor romántico con elementos tradicionales pero cuya efectividad no puede ponerse en duda.

Lo cierto es que el magnate del cine galo Luc Besson, que produce, dirige, escribe y en ocasiones hasta elabora la fotografía, ha logrado un largometraje entretenido y a veces hasta ameno, cuya virtud esencial es que no aburre casi nunca en sus 133 minutos. Ambientada nada menos que en el siglo XXVIII, la cinta resalta por la calidad de la fotografía y por unos efectos visuales notables que solo pueden disfrutar las películas de los grandes estudios norteamericanos. De este modo, los decorados que refuerzan el colorido y la vistosidad de los paisajes (artificiales, por supuesto, pero con clase) llegan más directamente al auditorio.

Es en este panorama en el que cumplen su misión los agentes del gobierno Valerian y Laureline, encargados de mantener el orden en los lugares en donde actúa el ser humano. Los dos se quieren y se desean, aunque ella trate de hacerse la dura para no caer en las redes de él. Aquí, por encargo del ministro de Defensa, se embarcan con destino a la artificiosa ciudad de Alfa. Pero Alfa oculta en su interior un misterio que pone en peligro la pacífica existencia de la Ciudad de los Mil Planetas, y de ahí que los dos deban de apresurarse para identificar una amenaza que les acecha y asegurar el futuro del universo.

Con un presupuesto estimado en 177 millones de euros, Besson ha operado con un mínimo de riesgo al escoger a los actores, Dane Dehaan y Cara Delevingne, renunciando a nombres muy populares y optando por «emergentes» pero que todavía no son grandes estrellas.