José Corbacho, actor, director, guionista y "showman" estrenará el próximo 31 de diciembre "Incidencias", su tercer largometraje dirigido a medias con Juan Cruz, en el que su habitual modo de explicar la vida en tono de comedia costumbrista vira a negro, pero un negro, dice, más negro de lo que esperaban.

"La vida siempre te da la oportunidad de sacar lo peor de ti", filosofa medio en serio medio en broma el humorista, convencido de que "eso negro que llevamos dentro lo sacamos cada vez antes, porque vivimos en una sociedad en la que lo queremos todo y lo queremos ya y, si hay que esperar, nos empezamos a poner nerviosos", comenta el de Hospitalet de Llobregat (1965) en una entrevista con Efe.

Un rasgo de la humanidad, dice Corbacho, que se manifiesta "ya sea en un tren parado, en la cola de un súper o en un atasco. Se pierde la paciencia, se pierden los modales y se pierde la educación".

"Si a eso le añadimos que la estupidez humana campa a sus anchas en determinadas circunstancias, y todo eso lo metemos en un tren de alta velocidad -que también es algo muy icónico en España-, surge un fresco de la realidad donde se tocan muchos temas, no tanto desde la crítica, sino como muestrario, sin juzgar a los personajes", explica.

Rodada en mitad de la vía de un tren entre Zaragoza y Lérida, adornada con planos aéreos y tormentas, nieve y ventiscas generadas por los ordenadores de la empresa Entropy, señala Corbacho, "Incidencias" coincide en el planteamiento con "Los amantes pasajeros", porque son personas encerradas en un medio de transporte.

"Y nosotros, encantados de la comparación con Pedro Almodóvar, pero el nuestro es otro tono; en 'Incidencias' se suelta más el freno y vamos más allá del humor de "Tapas", más a medias entre el drama y la comedia; aquí -advierte Corbacho- nos desmadramos un poco más".

Humor negro

Y también investiga otras posibilidades de la comedia, dice, desde la más básica a la más ácida, pasando por la más negra; ahí reconoce, en lo negro, se separa de "Los amantes pasajeros".

"Es verdad que hace seis meses nos reíamos más de la trama, pero con el paso del tiempo hemos visto en los pases con público que la gente se inquieta cuando se ríe de estas cosas. Pero, precisamente cuando todo esto pasa, es cuando hay que reírse: la risa es lo único que nos sigue quedando en esta tragedia que es la vida", argumenta.

La acción transcurre en un tren de Alta Velocidad en las horas previas a la celebración de la Nochevieja, "un día que todo el mundo tiene prisa por llegar a su casa para celebrar y comerse las uvas".

"Lo hicimos así porque le metía más presión. El tren -cuenta Corbacho- se para en mitad de la nada, no hay cobertura de móviles, se muere un señor, y encima hay un pasajero árabe que lleva una mochila sospechosa".

Y ese es solo el comienzo. Roberto Álamo, Carlos Areces y Aida Folch, como miembros de una tripulación más o menos cuerda, tratan de contener las iras de un pasaje que, según pasan los minutos, va sacando "lo peor de sí mismo", lo cual, según Corbacho es, en todos los casos de los seres humanos, cuestión de tiempo.

Una abogada que decide emborracharse (Toni Acosta), una pareja a punto de ser padres (Miki Esparbé y Nuria Gago), un "hipster" catalán (Nao Albert), un intelectual neurótico (Rubén Ochandiano) y su novia oriental (Saras Gil) descubren que viajan con un político corrupto (Ernesto Alterio) y su guardaespaldas (Lola Dueñas).

Convencidos de que el único pasajero extranjero es un terrorista a punto de volar el tren, se compinchan para deshacerse de él.

"La gente se vuelve muy loca", comenta el director de "Tapas" y de "Cobardes", autor también de la serie de televisión "Pelotas", agradecido a un elenco "magnífico, coral y generoso".

Contada con una estructura que recuerda a películas como "Toma el dinero y corre", de Woody Allen, o más recientemente la serie de televisión "Modern family" o "los falsos documentales de Sacha Baron Cohen", advierte Corbacho, la película permite al espectador comparar "la imagen pública y la privada, algo muy al uso estos días".