La crisis ha animado a muchos a convertirse en emprendedores y montar su propio negocio. Pero mientras asistimos a una proliferación de bares y cafeterías sin filosofía más allá de lo estrictamente comercial, si se mira con atención también veremos el trabajo de otros malagueños que apuestan por unos negocios más, digamos, alternativos, con una filosofía clara, que apoyan las manifestaciones culturales y, sobre todo, por lo hecho aquí, por su vecino, no por una franquicia. Galerías Goya lleva casi cuarenta años empeñada en ese camino y ahora busca una nueva reinvención, ampliando su número de comercios y tratando de acercarlos más a los potenciales clientes, para revitalizar la vida comercial de un Centro Histórico que en estos asuntos parece terminar en la Plaza de la Constitución.

Anabel es, junto a Paco, una de las responsables de Recícla-T, de los últimos comercios en incorporarse a las Goya. «Empezamos en Nueva Málaga pero nuestro modelo de negocio –ropa de primera y segunda mano, más diseños propios y muchas sorpresas con incluso photocalls para los clientes– es tan peculiar que decidimos irnos al edificio donde están todos los peculiares», nos cuenta. Y no, no le han decepcionado las galerías: «Aquí el que no tatúa rosas, talla piedras o vende chapas del Pryca u organiza actos culturales».

Otra de las recientes goyerinas –y tanto: inauguró ayer mismo– es Trini y su local Dietas Y Mas: «Para mi profesión es imprescindible un sitio que transmita tranquilidad y Galerías Goya es un oasis dentro del bullicio del Centro», dice esta «ilusionada» emprendedora.

Son dos de las jóvenes empresarias que buscan retomar el protagonismo comercial que tuvieron las Goya a mediados de los setenta, cuando pasaron de ser un cine a una galería para el shopping. Como el Mercado de Fuencarral de Madrid, creadores y nuevos gestores muestran sus originales propuestas. Sin embargo, el deterioro de las instalaciones, la falta de continuidad de muchos de sus negocios y los nuevos hábitos de consumo –más hacia la compra en franquicias y grandes superficies que en tiendas exclusivas– ha motivado que los goyerinos persigan el sueño de ser el centro comercial alternativo del Centro de Málaga. ¿Qué falta para ello? Todos coinciden, pero lo pondremos en las palabras de Carlos, de Glíptica: «Por falta de una normativa conjunta echamos de menos algunos cambios en iluminación, diseño e imagen... Deficiencias fáciles de solucionar, económicamente factibles. Pero las tiendas de calidad están, de eso no se puede dudar». Es una colmena que, además, convive con oficinas –sin visión comercial, evidentemente–, en la que falta una voz cantante: «Falta que nos den más autonomía a los inquilinos para poder explotar mejor el edificio», añade, por su parte, el interiorista Miguel Ángel.

Hay críticas y quejas, sí, pero también mucha ilusión entre los goyerinos. Los hay que sueñan con realismo, como Encarni, de Cuestión de Detalles –«En el tiempo que llevo la experiencia profesional y personal está siendo fantástica pero quiero ser cauta»–; también otros, como Susana, del Centro de Arte Flamenco Kelipé, que asegura que su nuevo emplazamiento, en las Goya, «un punto estratégico en el Centro» de la ciudad, le ha dado un fuerte impulso. Pero lo que hay, sobre todo, son ganas y autoconfianza... «Si eres diferente, tu imagen también». Es el eslogan de Sin Patrones, una empresa textil que incluye como agentes productivos a personas en riesgo de exclusión social. Mónica, su propietaria, confía en su sueño: «Nadie es reacio a comprar en una tienda con estilo propio». Como resalta Carlos, de Grabados Millán: «Los negocios de aquí ofrecemos unos servicios que no los sueles encontrar en otro lado». Ésa es el arma de las Galerías Goya, ése es su futuro: «Todas las ciudades tienen un edificio alternativo que funciona. Las Galerías tienen todas las cualidades para serlo», apunta María José, de la cafetería Comesano.

Y los objetivos se van consiguiendo. Poco a poco. Cristóbal, de Graficflower, así lo cree: «Cuando abrí, hace dos años, no había demasiado ambiente, pero ahora hay shows, sesiones de DJ, exposiciones... No hay aquí una galería tan alternativa como ésta; el problema es que la gente no lo sabe aún». ¿Y por qué no se conoce? Por la falta de visibilidad: «Nos dejan poner carteles publicitarios fuera, en la calle. Pero yo me gasté 400 euros en uno y la policía me lo retiró», se queja Juanmi, dueño de Camarón Tattoo.

Miguel Ángel, que regenta una tienda de interiorismo, también tiene claro el futuro de esta apuesta: «Hay iniciativas alternativas como el mercadillo Creactiva, en la Plaza San Pedro de Alcántara, en las que el público responde de manera ejemplar. El malagueño no es reacio a comprar en tiendas como las nuestras, y tenemos que darnos cuenta de que las Galerías Goya son un lugar envidiable, bien situado, y con unas posibilidades infinitas». Igual opina Asunción, de Las 13 Madejas: «El cliente es listo y termina comprando donde le ofrecen calidad y buen precio, además de un trato personal».

Que se lo digan a Lucía, dueña de El Tendedero de Lucía, que empezó como clienta de las Goya y ha terminado como empresaria: «Es un sitio familiar, cercano, diferente y especial». Por eso apoya el desarrollo de iniciativas como los shows y, por ejemplo, que en la pasada Cabalgata de los Reyes Magos éstos se dieran un garbeo por las galerías para crear público y dar a conocer lo que allí se cuece. «Creo que ya es un centro comercial alternativo, pero queda que se consolide como tal», abunda Curro, de Cicloretro. Y Jorge, de Stroop, lo corrobora: «Han pasado muchas cosas en los seis años que llevo aquí y siguen pasando; en cada paso dado, algo mejora». Como el convertir al cliente en algo más que un sujeto pasivo: muchas de estas tiendas incluyen su parte de taller para implicar al malagueño de forma que se convierten en pequeños centros culturales. Así que la próxima vez que pasen por la Plaza Uncibay o la calle Calderería, miren bien: otro shopping es posible.