Tras C´est pas moi, je le jure! (No he sido yo, ¡lo juro!, 2008), Monsieur Lazhar (Profesor Lazhar) es su segunda adaptación cinematográfica de una obra escrita. ¿Qué le atrae de este proceso?

Creo que me gustan las adaptaciones porque la obra original ya ha demostrado su valía a un nivel emocional, ya sea al público o a mí mismo. Hay una cosa que siempre me preocupa cuando hago una película: .Seré capaz de convivir con esta historia durante tres o cuatro años? .Interesara a los demás tanto como a mí? También se hace igualmente importante comprender donde están los límites del medio que empleamos, evitando imitar lo que el medio original ha logrado exitosamente. Para C´est pas moi, je le jure!, era evidente que el humor que se desprendía de la obra de Bruno Hebert emanaba de la discrepancia entre una narrativa ingenua propia de un niño de diez anos y las referencias de la misma, propias de alguien en la cuarentena. Para Monsieur Lazhar, la pieza [teatral] de Evelyne de la Cheneliere emplea un único personaje en el escenario. Lo que me atrajo de la misma particularmente fue su fuerza evocativa.

¿Debe colegirse que fue la fuerza de Bachir [Bachir Lazhar, el personaje protagonista] lo que le atrajo y le permitió imaginar el resto?

Me intereso el tema de la pieza y su modo de abordarlo directamente. Mientras miraba la representación, imagine inmediatamente la película: vi el aula, los niños€ La conmovedora y simple dirección de Daniel Briere probablemente fue de lo más provechoso para poder visualizar el trabajo cinematográfico. El personaje de Alice existía levemente; Simón, apenas, y, sin embargo, había toda una historia que inventar. Era consciente de que habia margen para la creatividad. También me gustaba el hecho de que la tragedia de Bachir, en tanto que inmigrante, no constituyera el eje del argumento.

Se ve enfrentado a algo que es muy concreto en la sociedad en la que se ha establecido, pero, de hecho, esta confrontación podría ocurrir en cualquier lugar. La historia tenía que sustentarse en sí misma, más allá del hecho de que haya atravesado una experiencia traumática que le ha llevado al exilio. Influye en lo que va a ocurrir, le convierte en un extranjero que va a perturbar nuestra visión del mundo; pero, aun así, sigo sin creer que ese sea el tema de la película. Durante la representación, pensé: .Hete aquí un personaje denso..

¿Cómo fue su colaboración con Evelyne de la Chenelière?

Desde el momento en que Evelyne acepto que fuera yo quien adaptara la pieza, se entendía que también yo iba a ser el guionista. Le pedí ayuda en lo concerniente a mantener la integridad del personaje, y también le requerí que siguiera mi labor paso a paso. Quería que garantizase la redirección de la historia cada vez que yo abordara un camino que pudiera traicionar la esencia del personaje. Además, fue mi primera lectora, junto a los productores. Cada vez que me estancaba, allí estaba ella, la extraordinaria y habilidosa escritora que es, aportando autenticas soluciones. No es que fueran ideas concretas para la película necesariamente, pero siempre sabia cuando había un problema serio, y entonces me enviaba sus reflexiones, sus artículos para que los leyera, y eso me desbloqueaba. También me ayudo a conseguir para el film cotas de profundidad emocional increíbles.

¿Era importante para usted que la tragedia por la cual ha pasado Bachir fuera plausible?

Indague lo mío para abordar ese extremo apropiadamente. Tras un año de haber iniciado la adaptación de la pieza teatral, fui a Argel para ver el lugar de donde Bachir procedía, con miras a comprender los motivos por los que se fue de su país. También quería ver cómo era la vida de un empleado público allá. Imagine algo muy elaborado, que no está en la película, pero que me ayudo a entenderle. Y, mucho antes, había visitado Siria, Libia, Egipto y Túnez. Durante mucho tiempo me asistió el convencimiento de que esa área geográfica suministraba materia fértil para temas cinematográficos. Cuando se produjo la primavera árabe, para mí, el momento era simultaneo al film que acababa de finalizar. ¿Por qué Bachir se fue a Montreal? Porque no tenía elección: incluso varios anos después de la guerra civil, Argelia todavía afronta gran numero de problemas.

Sin embargo, ¿podría haber sido de cualquier otro país el personaje de Bachir?

Así lo creo; aunque entonces quizá el problema habría sido el lenguaje. Había pensado en Líbano. El personaje no solo ha de ser todo un experto en francés, sino que además tiene que amarlo considerablemente. Porque en mi mente el proceso de cura se produce a través del acto de hablar, de ensenar, de leer, de amar el francés. Argelia funcionaba bien porque allí hay muchos intelectuales, grandes escritores€ Una vez instalado en una escuela de Quebec, Bachir se ve atrapado en un sistema que le es ajeno, por lo que tiene que buscar dentro de sí mismo para extraer recursos a partir de lo que se le enseno cuando niño. De tal modo que su única referencia es un método de enseñanza francés que ya esta trasnochado. No debería olvidarse que Bachir es un inmigrante norteafricano profundamente secular. Representa al otro, alguien que, por encima de todo, es un hombre que busca soluciones, pero no en la religión o en lo moral, ni siquiera en sus referencias culturales (dicho en el sentido étnico del término), sino en lo que atañe a la enseñanza, a nuestra común relación con el idioma y la literatura franceses, y luego, en el acto esencial de la comunicación en sí. También hay ironía en el hecho de que va a ensenar en una antigua colonia que mantiene una relación particular con el francés, cuando el mismo procede de una antigua colonia.

¿Qué le hizo elegir a Fellag para el papel de Bachir?

A no ser que hubiera habido un milagro, desde el principio estaba convencido de que no nos sería posible dar con un actor en Quebec, dado que allí no hay una comunidad de actores magrebíes suficientemente grande. Teniendo presente el contexto de la historia, me inclinaba por Francia y su abundancia de buenos actores€ Tenía en mente unos pocos, pero finalmente me parecieron demasiado parisinos para el papel. Fue Evelyne quien me llevo a Fellag porque el actor ya había hecho una lectura pública de la pieza teatral en Francia. No le conocía, pero tenía sentido contratarle porque el mismo se había exiliado durante la guerra civil argelina. Mientras se hallaba en Túnez, las autoridades le advirtieron de que era mejor que no regresara, pues existía una fatua contra él. Así que el mismo experimento lo mismo que Bachir, y ello le proporcionaba a Fellag una profundidad adicional, a mi entender.

El aula y la escuela se muestran de modo muy realista.

Al contrario que Evelyne, que tiene la habilidad para crear algo de nada, yo necesito reciclar. Mi punto de referencia en cine es la observación. Me interesan mucho los filmes al estilo de los de Ken Loach o Mike Leigh, por ejemplo. Sus personajes se extraen claramente de la realidad, o, cuando menos, se aferran a algo que es naturalista. Antes de realizar Monsieur Lazhar, emplee varias semanas en escuelas de primaria para observar, por ejemplo, el modo en que un niño se agita en su asiento... Mi directora artística, Emmanuel Frechette, también efectuó una investigación pormenorizada aproximadamente en una docena de escuelas con el propósito de decorar la nuestra. Es una ficción, pero trabajo a partir de una variedad de gente a la que conozco, he visto, o incluso con la que he hablado, y súbitamente todo ello cobra cuerpo. Para mí, el cine es un medio aferrado a la realidad.

También está regresando a un tipo de cine más consciente de lo social.

En este punto de mi vida, para mí era importante. A menudo me pregunto acerca del propósito y significado de mis películas.

A lo largo de toda la película, Bachir es alguien que se mantiene fuerte y desprende dignidad.

Son cualidades que a menudo caracterizan a los inmigrantes. Cuando se trata de él, se muestra muy discreto. Bachir siente que no es relevante exhibir sus emociones o su dolor. En un mundo en el que se promueve grandemente la comunicación de emociones, el opta por quedarse para si las suyas. En mi opinión, eso es un error. Particularmente, por lo que se refiere a su colega Claire, entre otros. Pero, al mismo tiempo, es lo que dignifica a su personaje.

La importancia que se da a las palabras otorga al film una dimensión poética.

Creo que lo poético se debe substancialmente a la obra de Evelyne. También me parece que hay algo poético en la musicalidad de los diálogos de Bachir, y en la idea de que la palabra dicha puede ser cinematográfica. Representar charlas, verbos, !no es nada sencillo! Cuando presencie la representación de la pieza, fui consciente de la conveniencia de evitar la poesía lirica. Sin embargo, aun era importante para mi cerrar la película con una nota poética, que es como acaba la pieza, porque me sentía profundamente conmovido por su fabula final, con la salvedad de que pedí a Evelyne que escribiera una versión distinta para la película. Con miras a que se pusiera a trabajar en ello, le participe mis impresiones y emociones, y escribió una escena esplendida.

Con todo y que el film resulta dramático, y que hay gravedad en el argumento, aparecen elementos de humor a lo largo del metraje€

En la vida, es extraño que la tragedia o el drama acontezcan sin nada más. A menudo, es una cuestión de perspectiva€ Es un humor sutil, realista. La ingenuidad del personaje argelino nos sorprende y nos hace reír. Cuando se saca provecho sutilmente de una brecha cultural, siempre hay un rico potencial cómico. La vida es cómica, y creo que debiéramos darnos cuenta de ello. A mi entender, las peliculas que no tienen ni pizca de humor son de ciencia ficción. Sencillamente, !no puede ser!.