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Clasificación [***]

Dirección y guión: Aki Kaurismaki. Fotografía: Timo Salminen. Intérpretes: Andre Wilms, Kate Outinen, Jean- Pierre Darrousin, Blondin Miguel, Elina Salo, Evelyne Didi, Quoc-Dung Nguyen, Laika, François Monnié, Roberto Piazza, Pierre Etaix, Jean-Pierre Leaud. Nacionalidad: Finlandia-Francia-Noruega. Duración: 93 minutos.

Está fuera de los círculos habituales del cine de consumo y denota el sello único y ejemplar de un autor absolutamente original y creativo, el finlandés Aki Kaurismaki, que sabe arropar sus historias y sus personajes con un toque de ternura muy especial, aportando a los mismos una estética en el uso del color y en el plano dramático únicos. Aunque estaba sin dirigir un largometraje desde que en 2006 hizo Luces al atardecer, los mecanismos más inspirados de su obra han funcionado a la perfección en una cinta que obtuvo el Premio FIPRESCI de la crítica internacional en el Festival de Cannes y el Hugo de Oro del de Chicago.

Estamos ante una especie de cuento encantador y optimista sobre uno de los temas más graves y acuciantes del mundo actual, el los inmigrantes ilegales del tercer mundo que llegan a Europa en busca de un supuesto paraíso. Decidido a enfrentarse a este fenómeno que es trágica noticia diaria en los medios de comunicación, Kaurismaki era consciente de que el cine europeo no ha dedicado mucho tiempo a la creciente cuestión económica, política y, sobre todo, moral nacida a partir de la nunca resuelta crisis de los refugiados; unos refugiados que intentan entrar en Europa desde fuera y a los que se trata de manera irregular, y a menudo reprobable. Por eso aseguraba que no tenía una solución para el problema, pero quería enfrentarse al mismo en esta película nada realista. Lo hace escogiendo un entorno galo, la ciudad de Le Havre, y un personaje poco menos que insólito, un escritor bohemio; Marcel Marx, que ha acabado convirtiéndose en un limpiabotas y que vive relativamente feliz en un barrio de clase obrera.Los reveses para Marcel, sin embargo, llegan en plural, primero con la grave enfermedad de su mujery, después, con su encuentro casual con un muchacho inmigrante del Africa subsahariana que ha llegado como polizón en el contenedor de un barco y que motiva que sea controlado de cerca por la policía. A pesar de ello, el optimismo vital del protagonista no se erosiona.