Llega el verano y con él la playa, el calor y los bañadores. Muchas personas optan por hacer dieta los meses previos para lucir el bikini de forma espectacular. Pero, si tienes hijos y no quieres cocinar dos menús, uno para ti y otro para tu familia, te traemos estos trucos de cocina con los que quitar grasa a tus comidas diarias. Verás que, con unos sencillos consejos reducirás drásticamente el aporte calórico, además de ahorrar y ganar en salud, lo que se traducirá en una agradable visita a la báscula y un buen reencuentro con la ropa de verano del año pasado.

1. Evita los fritos

Evitar éste tipo de cocción es una de las normas generales que todos conocemos pero, al ser una manera de cocinar tan sencilla y rápida, solemos recurrir a los fritos cuando nos vemos en un apuro. Una buena forma de eludirlos, y además ahorrar, es cocinar a la plancha o asar toda la comida destinada, en un principio, para freír. Si no tenemos tiempo, podemos sustituir la fritura por ejemplo, por una ensalada de atún, muy sencilla de preparar y saludable para toda la familia.

2. Aceite de oliva

Siempre que cocines o sazones ensaladas o cremas, usa el aceite de oliva, y si es virgen extra mucho mejor. Este óleo es también llamado 'oro líquido' porque, además de soportar las altas temperaturas mejor que cualquier otro aceite, aporta sensación de saciedad y grasas saludables que ayudan a perder peso. Eso sí, dos cucharadas máximo al día; que sea beneficioso no significa que podamos hartarnos de aceite sin consecuencias.

3. Compra carne magra

La carne magra es toda aquella que no cuenta con grasa visible por lo que es ideal para reducir las grasas en tus comidas. Opta siempre por ese tipo de grasa y, si es posible, retira toda la grasa que veas antes de cocinarla. Opta a menudo por pescados, pollo y pavo. Puedes comprar una vez a la semana carne de ternera y cerdo, pero optando siempre por las piezas menos grasas, como el solomillo, la contra y culata de la vaca y el lomo del cerdo.

4. Evita rebozados

Otro mandamiento para eliminar la grasa de nuestras comidas es evitar este tipo de elaboración, pero muchos optamos por rebozar los pescados para que los pequeños de la casa se coman sin rechistar un alimento que no suele ser de su agrado. Si no tienes opción a eliminar los rebozados de tu menú, te recomendamos que no reboces tu pieza de pescado y la hagas a la plancha. Así reducirás el aporte calórico y las grasas que añaden este tipo de elaboraciones sin grandes sacrificios.

5. Desnatados

Los lácteos son otro gran problema ya que es un estorbo el tener que comprar dos tipos diferentes de yogur, leche, etc. Para evitarlo, lo mejor es que acostumbres a tu familia al sabor de los lácteos desnatados y comprar así un solo tipo. Pero, si te resulta una misión imposible, otra opción es que rehúyas en la mayor medida los lácteos u optes por los semidesnatados, que además vendrán de perlas para la salud de tu familia.

6. Huye de las salsas

Se acabó el rebañar el plato con el pan. Procura a partir de ahora no preparar salsas ya que suelen incrementar en grandes proporciones el aporte graso de tus platos. En su lugar, escoge sazonar los alimentos con hiervas aromáticos para sustituir el sabor que suelen darles las salsas. Si quieres que tu familia se dé un capricho, inclínate por no añadir salsa en tu plato y así reducir las grasas de tu comida.

7. Integral, tu nuevo amigo

Pan integral, pasta integral, harina integral, arroz integral€ Prácticamente todo los carbohidratos cuentan ya con su versión de grano entero que, además de darte mayor sensación de saciedad y lograr que comas menos, ayudarán a mejorar la salud de toda la familia. Al contrario que sus primos refinados que aportarán calorías vacías gracias a la mayor cantidad de grasa y azúcares que contienen. Huye también del pan de molde e inclínate siempre por pan fresco de barra, que tiene mucha menos grasa y conservantes artificiales en comparación con el 'pan de sándwich'.

8. Lo natural siempre mejor

Repostería lo menos posible pero, si quieres darte el gusto, siempre opta por la hecha en casa, que no tendrá grasa saturadas ni productos artificiales. Zumos caseros y frutas y verduras frescas, son alimentos que, a pesar de su trabajosa elaboración, te ayudarán a reducir considerablemente las grasas de tu dieta. Aleja de tu menú también el embutido, siempre que no sea de carne magra, como de pavo o de pollo. Y fíjate en la etiqueta y en el porcentaje de carne que incluye el alimento, optando siempre por la versión más natural y con mayor porcentaje, porque, a más carne, menos cantidad de otras sustancias tendrá, como sal o conservantes.