Toda la mañana cocinado y de repente…¡Oh, horror!, las lentejas se han pegado y quemado.

Arreglar este desastre es mucho más fácil de lo que parece y aunque evidentemente no será el mejor guiso que sirvas en tu mesa, aún es posible salvarlas, siguiendo estos trucos:

-No remuevas las lentejas: Si ya huele a chamusquina no es necesario que metas la cuchara para comprobar si efectivamente se han agarrado al fondo de la cazuela. No caigas en la tentación y así evitarás males mayores.

-Cambia de olla: Pasa el guiso a una cazuela nueva y sigue cocinándolas con normalidad.

-Echa mano de la lechuga: Tras unos minutos añade un poco más de agua y unas hojas de lechuga y deja cocer cinco minutos más.

-Aceite de oliva: Cuando las sirvas riega cada plato con un chorrito de aceite de oliva.

Si las lentejas estaban muy quemadas cuando te has dado cuenta en vez de unos trozos de lechuga es más recomendable meter unos trozos de patatas peladas, ya que estas absorberán mejor el sabor a quemado. Después retíralas y tíralas a la basura.