Semana Santa 2024

Santa Cruz, el contrapunto necesario

La hermandad de San Felipe Neri busca el recogimiento en una jornada exuberante

José Luis Pérez Cerón

José Luis Pérez Cerón

Ponía en subjuntivo Ismael Serrano al ruido en sus canciones cuando quería que se callase. Un receso entre la grandilocuencia, la magnanimidad y la megalomanía. Lo sencillo. Algo similar a lo que la hermandad de la Santa Cruz consigue cuando su cortejo atraviesa el dintel de San Felipe Neri y antes de meterse de lleno en el recorrido oficial, donde la abundancia se nota. Es un carácter silencioso que calma las pulsaciones del Jueves Santo malagueño. Un remanso de paz acompañado de un público que busca procesiones, una alternativa.

Fue, en el preciso instante en el que se abrieron las puertas de su templo, en el que llegó el silencio. La sobriedad. Ante la complejidad de una salida donde las patas del trono deben plegarse para que la Virgen salga por el pequeñito dintel. Rectos hacia el Museo del Vidrio, capillos en ristre, mientras la banda de música maestro Eloy García de la Archicofradía de la Expiración interpreta 'Cristo del Amor', un clásico para empezar su caminar.

Al frente de la procesión, tras la Santa Cruz que guía a su corporación, una amplia fila de nazarenos en silencio, bien formada, cirios negros al cuadril. Entre ellos, en el anonimato del capillo, y portando el estandarte de la Virgen, alguien que dio mucho de su tiempo por la hermandad. Porque en Santa Cruz se tiene actitud de servicio, por encima de convertirse en Golden Cards vivos. Alzándose desde plaza de Montaño hacia Madre de Dios sonó 'Stabat Mater' entre el público que, con comodidad, asistió al momento.

El exorno floral del trono volvió a mezclar, comedido, tonos rosas y morados para representar a la soledad de María al pie de la cruz. Dentro de su característico perfil, la hermandad ha acertado en su estilo. Contrastan, eso sí, los campanilleros con el esparto y el azabache.

Mientras descendían por Mariblanca, frente a frente, el escaparate de una librería reflejaba a la dolorosa de Dubé de Luque. En un mar de hostelería, como en el Jueves Santo, la casa de lecturas sobrevive como distinta oferta. Allí se apostaba una familia que venía a descubrir nuestra Semana Santa y reconocía a una malagueña que "esto también nos gusta, es diferente a los barcos que hemos visto" en su ruta matinal por el centro.

Con los sones de la banda de La Paz sonando ante su frente de procesión, el necesario remanso. La contrición. Una entrada en la tribuna principal sencilla. Invitando a encontrarnos cara a cara con la Virgen. Y volviendo al principio: si se callase el ruido...