Salud mental

Críticas de entidades y profesionales por la falta de concreción del Plan contra el suicidio

Falta de mirada transversal, ausencia de evaluación y recursos, principales quejas del sector

Dos personas caminan abrazadas por la calle.

Dos personas caminan abrazadas por la calle. / Pexels / Stanley Morales

Fidel Masreal

Los datos son contundentes: los pensamientos suicidas y los intentos de quitarse la vida han crecido notablemente después de la pandemia. Ante ello, la evidencia es que el entorno influye tanto o más que los trastornos mentales, a la hora de plantearse el suicidio. El entorno beneficia, como cuando durante el confinamiento se genera una relación estrecha entre los miembros de la familia; y el entorno socio económico de crisis posterior puede perjudicar. En este segundo caso es en el que las entidades y los profesionales claman por una actitud preventiva y de trabajo conjunto no solo de médicos sino de otros agentes como la familia, la escuela o la empresa. La crítica a la falta de acción de los políticos es contundente.

Clara Rubio es la presidenta de la Associació Catalana per a la Prevenció del SuÏcidi. La presentación de una investigación de Sant Pau que incide en la necesidad de mejorar la prevención y atender a los factores del entorno, la lleva a hacer esta denuncia, en declaraciones a EL PERIÓDICO: "Disponemos de un Plan de prevención del suicidio excepcional, excelente, somos pioneros... y la realidad es que nos topamos ante la falta de capacidad de los diferentes dirigentes políticos, mientras que los responsables de llevarlo a la práctica ni tienen capacidad ni están habituados a trabajar de forma transversal y colaborativa".

Nos topamos ante la falta de capacidad política y los responsables de llevar a cabo el Plan no tienen habilidades

Clara Rubio

— Presidenta Associació per a la Prevenció del Suïcidi

La sentencia de Rubio se basa en la constatación de que todavía "se sigue trabajando en una mirada clínica porque los responsables no tienen las competencias ni habilidades para incorporar la mirada transversal, no la tienen y todo ello repercute en una peor atención y hace que el Plan quede en papel mojado más allá de acciones puntuales". Además, no existe ni una comisión de trabajo que vaya evaluando si los objetivos del plan se van cumpliendo.

La psiquiatría también se queja

Victor Serrano, psiquiatra en el Hospital de Sant Pau, especialista en prevención del suicidio e integrante del equipo que ha llevado a cabo un reciente estudio sobre ideación suicida antes, durante y después de la pandemia, coincide en describir las insuficiencias: "Sí, la administración todavía va coja a nivel de recursos para las personas que tienen ideas suicidas; en prevención se está invirtiendo muy poco en relación a la magnitud del problema".

Serrano pide más recursos porque "puede haber muchos planes pero lo cierto es que, desde mi experiencia en el Hospital, atendiendo llamadas del 061, viendo las urgencias... detecto que seguimos con el mismo volumen de personal a nivel de atención al suicidio, ni veo que se hagan grandes campañas a nivel escolar, ni tomando medidas para que la población no acceda a formas letales para quitarse la vida, ni se está creando un cuerpo de psicología pública razonable, falta mucho por hacer".

Cómo ayudar

Si un ser querido o una persona cercana muestra pensamientos suicidas o se detectan indicios de que pueda tenerlos, los pasos a seguir, según las entidades de referencia, son:

1.Pedir ayuda a servicios y entidades que ofrecen acompañamiento. El 061 dispone de una atención específica, Barcelona cuenta con el 900 925 555. El Ministerio de Sanidad cuenta con el 024. La Associació Catalana per a la Prevenció del Suïcidi cuenta con una gran experiencia al respecto. https://acps.cat/

2.Hablar abiertamente con la persona posiblemente afectada. El prejuicio según el cual hablar de ello es perjudicial y genera riesgos es falso.

3.No juzgar. Escuchar desde la empatía e intentar siempre generar un vínculo con la persona que puede estar en riesgo.

4.Intentar siempre ampliar el apoyo a toda la red en torno a la persona en riesgo. Es decir que no solamente los familiares sino todas las personas del entorno pueden constituir un espacio de seguridad para las personas que tienen pensamientos suicidas.