El 26 del mes pasado se inauguró la nueva temporada de '¡Atención obras!', que a mí, qué quieren que les diga, me sale ponerlo como hay que escribirlo, con una coma entre una palabra y otra, es decir, 'Atención, obras'. Se inauguró esta temporada en San Sebastián, durante su festival de cine, y desde un edificio muy conocido, El Kursaal.

Recuerdo esa emisión, y me pareció lo que me sigue pareciendo el programa, algo necesario, algo que ha de formar parte de la televisión pública, en La 2, un servicio público donde la cultura es la protagonista. Es un placer como espectador ver y escuchar a escritores, pintores, a músicos, diseñadores, arquitectos, a hombres y mujeres cuya creación, la mayoría de las veces en la sombra, sin plataformas que divulguen sus trabajos, tienen cabida para que esas creaciones ocupen unos minutos en un medio tan importante.

La multiplicada Cayetana Guillén Cuervo - 'Versión española', 'Masterchef celebrity', 'Días de cine', 'El ministerio del tiempo' y, pronto, 'Acceso autorizado'- también presenta esta agenda cultural los miércoles por la noche. Me he acostumbrado a su apariencia casi gélida, a su sonrisa un poco ladeada, esa que quiere ser cercana y resulta lejana, de una profesionalidad casi maquinal. He llegado a la conclusión de que hace lo que tiene que hacer para no ser otra cosa que un médium, el enlace perfecto entre el creador y los espectadores.

Ver en el mismo programa a Pepe Habichuela y su guitarra albaicinera y a Lina Tur Bonet y su violín -busquen en Youtube interpretar La Follía de Corelli con escenografía de Ángel Haro- es un raro placer, un dulce intelectual poco usual. Estén pendientes, las obras de Atención obras sólo nos dan gustillo.