Las ranas seguro que no son hipnotizables, pero me redondea el titular porque la idea era decir que las ranas son hipnotizables como los famosos que acuden como ratas a la llamada de Hipnotízame a través de su profeta en Antena 3 Jeff Toussaint, que se lo lleva crudo cada vez que lo llaman para montar el numerito. Y con respuesta burra de audiencia, que se traga los desvanecimientos de Rosa López, Arévalo o Mónica Cruz. Desconozco si Samanta Vallejo-Nájera se hipnotiza sola o ayudada, pero algo toma. Al menos, comida de la que hace la nueva conca de famosos en Mastercherf. Sobre esa comida dice, "Un día me salió del alma -entiéndase del chichi- decir que el plato era una mierda". Uhh, qué atrevida. No habla por su boca, seguro que habla como la niña del exorcista, como médium del demonio. El plato era una mierda. Qué fuerte, prima, qué valor, qué atrevimiento, eres el Gabriel Rufián de los fogones. Así se habla, con coraje, contundencia, y poniendo el delantal como se ponen los ovarios sobre la mesa. A mí también me parece una mierda. No un plato en particular, no, me parece una mierda Masterchef.

Sí, ya lo he dicho, y prometo que ni Jeff Tousanit me ha tocado un pelo ni me he dado a la bebida después de ver las imágenes de la escena de la chimenea entre el loco Donald Trump y el pelanas Mariano Rajoy, sólo superadas por la escena de los dos huevones en el exterior de la White House. Madre mía. Hasta en el programa matinal de Antena 3, Espejo público, analizaban el miércoles eso que se llama lenguaje no verbal. Resumo. Que al majara pero peligroso Trump le importa un truño lo que estaba diciendo el tipo que le pusieron al lado, y por eso miraba al fondo, y ponía los labios así, apretados, y los carrillos así, como una chochona, y parecía pensar en sus cosas porque la independencia de Cataluña, aunque le parece "una tontería", se la sopla. Vamos, como a mí cualquier imagen en donde aparezca Mario Vaquerizo.

¿Qué ha pasado para que Masterchef , con celebridades, niños de escuela, o aspirantes de verdad a cocineros, me resulte flatulento, pesado, agrio, malencarado? Muy fácil. El jurado, el ritmo del programa, el formato, ha hecho que cocinar pierda su parte social, arrase con la cocina como celebración de la vida, y apueste por la vacua competición, por la cocina como ejercicio militar dirigido por señores, y señora, de gesto adusto y sentencias tan lapidarias que dan mal rollo. Así que sí, ´Masterchef celebrity´ me parece una penosa mierda. Infelices sin trato sigo en La 1, que no para. Falta un episodio en el que viajen media hora al pasado y Alpacino amordace a Cárdenas para salvar el horario de @MdT_TVE, decía un tuit el otro día por el cabreo descomunal que los seguidores de ´El ministerio del tiempo´ viven cada semana ante el cebo, la trampa, la falsedad y el descaro de TVE, que anuncia el principio de la excelente serie de la pública a una hora, pongamos a las 10:30 o 10:45 de la noche, y luego empieza cerca de las 11, es decir, que obliga a los fieles a soportar ´Hora punta´, programa en la antítesis del producto creado por Javier Olivares y su hermano Pablo. O sea, calidad frente a telebasura exhibida con desfachatez y aplomo de un presentador cuya media lengua hacen aún más patéticos unos contenidos que te sacan a empellones de la posible hipnosis que arrastraras del Telediario, nacido para adormecer al respetable. Y ya despiertos, en esta locura de pantallas que echan humo, piden paso Los Morancos, eminentes y carismáticos analistas de la cutre actualidad en donde César Cadaval es Mariano Rajoy, cada vez más Marianico el Corto, y Jorge Cadaval Carles Puigdemont, cada vez más una especie de fantasma que ya no sirve ni para asustar a viejitas sin pensión. Vean la parodia que han montado poniéndole nueva letra a una música infame, hortera, como casi todas las de ese cariz, que firma un tal Maluma -Felices los cuatro-, que hace las delicias en los chiringuitos discotequeros de alto voltaje macarra. Música basura que Los Morancos usan para echarse unas risas a costa del referéndum de Catalonia.

A por ellos, oé

No cabían más idiotas en la pantalla estos días a costa de la misma cosa. La pantalla se llenó de imbéciles con banderita española enarbolada al grito unánime de "a por ellos, oé" para despedir a la Guardia Civil en sus ciudades con destino Cataluña como si despidieran al ejército con destino a la guerra del fin del mundo. Tiene cojones que esta gente, seguro que gente de firmes convicciones - sea lo que sea esto-, que ve sin tapujos Sálvame, 13 tv, va a misa de 12, se pone hasta el culo de cerveza, echa sus polvos en la oscuridad fosforescente del puticlub, ama hasta los pedos de toreros como Fran Rivera o se pone tierna con las canciones absurdas de copleros casposos, decimonónicos, como José Manuel Soto, tiene su aquél que esta gente que grita "a por ellos, oé" a la Guardia Civil, siendo ellos los catalanes, no gritaran en las calles "a por ellos, oé" para protestar por la corrupción de un lado y del otro, por el saqueo de la banca a ojos vista, o por el culito mojado de Rodrigo Rato.

Viendo estas imágenes se vuelve uno independentista, marciano, y hasta del Club Deportivo Azerbayán. Qué vergüenza, troncos. Los mafiosos de aquí y de allí, de una bandera y de otra, se frotan las manos y se huelen la mierda del culo porque alucinan viendo cómo el pueblo, "el catalán" y "el español", entra al trapo y convierte la guerra de estos malhechores, profesionales de la trampa y de la estafa, del robo y la extorsión, en su guerra. Burros. No hay nada que regocije tanto a los Mas, Pujoles, Rajoys, Puigdemones y otros canallas que ver la pantalla hasta el sobaco de idiotas moviendo banderitas al grito unánime, en catalán, y en español, de "a por ellos, oé, oe, oé, a por ellos", según en el bando que convenga.