Para los que no lo sabemos, traduzco. LFP es Liga de Fútbol Profesional. Para los que no lo sabíamos, lo digo. La LFP tiene de todo, además de chicos en paños menores. Por tener, tiene hasta unos Premios LFP. Al parecer los dan cada año, pero uno, lego en esto como un zoquete de los que mete Cuatro en Adán y Eva y Telecinco en cualquiera de sus pudrideros, ha sido consciente de ellos porque al presentarlos Eva Hache consideró que el humor llegaba al fútbol.

La gala de este año no la vi, que mi responsabilidad para que esta columna tenga el vibrante interés de la actualidad acaba cuando peligran zonas de interés personal, pero sí he visto vídeos sueltos, y sí he prestado atención a su efecto. ¿Tienen sentido del humor los futbolistas, así a mogollón, todos en el mismo saco, del mismo modo que cuando se habla de los políticos -todos corruptos-, o los toreros? Viendo la gala de los Premios de la LFP, que emitió La Sexta, no.

Aquello parecía un camposanto -qué bien traído, coño, en estas fechas-. Eva Hache se esforzaba en hilar frases ingeniosas con los premiados -de Cristiano Ronaldo dijo que era el hombre que más veces había visto en calzoncillos, pero un viento gélido recorrió el graderío, de un tal Simeone dijo, mira, un entrenador del Atleti que ha ganado una Liga, pero sólo levantó miradas desnortadas de estupor, sonrisas que no sabían si iban o venían- pero el gentío de hombres trajeados parecía de yeso, impasible, incapaz de relajarse, como si eso del humor no tuviera cabida en su negocio. Me recordaba a ese trasnochado mundo de caballeros altivos, patéticos y cortitos, del toreo. Seguro que no es así, y es una gente que gasta alegre su fortuna. O que Eva Hache conoce el fútbol lo que yo.