La historia de Lee Harvey Oswald se ha reducido habitualmente al momento en que apretó el gatillo el 22 de noviembre de 1963, algo que el actor Will Rothhaar busca corregir en su interpretación del asesino en Killing Kennedy, un telefilme de National Geographic que se emite el domingo en 171 países.

«La vida de Oswald no se ha contado lo suficientemente bien. Nadie ha descrito su historia (en el cine)», dijo en una entrevista el intérprete, que no se lo pensó dos veces a la hora de ponerse en la piel del hombre acusado del asesinato del presidente John F. Kennedy.

Son muchos los que han defendido la inocencia de Oswald desde que su asesinato, dos días más tarde que el del mandatario, privara al país de un juicio. No es el caso de Killing Kennedy, que asume que el joven actuó solo para matar al presidente, tal y como determinó en 1964 la investigación oficial de la Comisión Warren.

«Lo genial de esta historia es que hay muchísimas formas de contarla, y ésta es la versión que hemos elegido contar», manifestó Rothhaar. Eso no impide que la película trate de «entrar en la mente» de Oswald y diseccionar sus deseos, sus frustraciones y los errores que le llevaron a esconder un rifle en el sexto piso del Depósito de Libros Escolares de Texas y emitir tres certeros disparos en el momento en que la limusina presidencial atravesaba la plaza Dealey de Dallas.

«Nuestro objetivo era mostrar a Lee como un ser humano, porque siempre ha sido sólo el hombre malvado que mató al presidente Kennedy», apuntó Rothhaar. «Y sí, hizo algo terrible, pero ¿dónde empezó todo?. Creo que en último término era un buen hombre».

Algunos de sus conocidos le han descrito como «inteligente, eficaz en el trabajo y maravilloso con los niños, los suyos y los de su barrio», lo que muestra que «en el fondo era un tipo amable», opinó el actor. «Pero creo que la falta de amor, el estar desatendido en tu infancia y la falta de cualquier tipo de reconocimiento o comprensión pueden llevarte a hacer cosas extremas; y pienso que eso es lo que ocurrió», agregó.

Muchos han apuntado a su turbulenta infancia y adolescencia en la asfixiante compañía de su madre, Marguerite, como la principal causa de la inestabilidad de Oswald, un admirador de Karl Marx que se sentía perdido en EEUU y trató de exiliarse en la Unión Soviética.

La historia de Killing Kennedy comienza el frío día de 1959 en el que Oswald llamó a las puertas de la embajada estadounidense en Moscú para tratar de renunciar a su ciudadanía. Su exilio en Minsk, donde conoció a su esposa Marina, no tardó en desilusionar a un Oswald que se había formado una imagen utópica del régimen comunista, y pronto regresó a Texas sin dejar atrás un delirio de grandeza que se manifiesta a lo largo del filme. «Lo que quería es que alguien le viera. Nadie le prestó atención nunca», indicó Rothhaar.

La historia del presunto asesino se cruza en el filme con los últimos tres años de Kennedy, interpretado por Rob Lowe, con especial énfasis en su relación con su mujer, Jacqueline (Ginnifer Goodwin), y en el momento que según muchos definió su presidencia: la crisis de los misiles en Cuba en 1962. «La idea era pensar en las vidas de Kennedy y Oswald como dos trenes que acaban colisionando. Mientras el primero crece en relevancia, el segundo va decayendo», dijo el director de la cinta, Nelson McCormick, en un preestreno en Dallas el pasado mes.

Basado en la novela homónima del periodista Bill O'Reilly, Killing Kennedy se estrena esta noche en Estados Unidos en el canal NatGeo. El mismo día podrá verse en toda América Latina y en España en el canal de National Geographic, que lo emitirá en 171 países y en 48 idiomas apenas doce días antes del 50 aniversario del asesinato de Kennedy.

Las dudas de John Kerry

El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, expresó sus «serias dudas» acerca de que Lee Harvey Oswald, el acusado de matar en 1963 al entonces al presidente John F. Kennedy, actuara solo, en una entrevista con la cadena NBC.

«A día de hoy, tengo serias dudas de que Lee Harvey Oswald actuara solo», admitió Kerry, que dijo no estar seguro de si alguien más «estuvo involucrado» en el asesinato e insistió en sus «serias dudas» acerca de si se llegó a investigar a fondo «la influencia de Cuba y Rusia» sobre Oswald. La Comisión Warren, encargada de la investigación oficial, declaró como único culpable a Oswald de la muerte de Kennedy. El jefe de la diplomacia estadounidense afirmó que no cree que la CIA o el Gobierno de entonces estuvieran involucrados en el asesinato del presidente. Pero «creo que él (Oswald) fue inspirado en algún lugar por algo», matizó Kerry.