Alberto Chicote vivió este miércoles una auténtica pesadilla en la cocina. El chef viajó hasta Barcelona para ayudar al Sukur, un restaurante griego con nombre de ciudad pakistaní que servía paella y otras recetas españolas.

El dueño del establecimiento, Nacho, había decidido recurrir al experto cocinero como último recurso antes de poner el cartel de "se traspasa" en su puerta. Los empleados del Suku hablaron con Chicote y pusieron el dedo acusador sobre José Luis Martínez, el chef del restaurante.

El cocinero era la "pesadilla" real de este lugar. Gritos, platos rotos, insultos, castigos... un comportamiento que tenía atemorizados a todos y por el que estaban camino del cierre. Chicote se enfrentó con Martínez pero no pudo con él. Por primera vez, decidió dejar un restaurante porque no le veía ninguna solución.

Nacho, el dueño, le pidió una segunda oportunidad. Chicote aceptó y decidió indagar en el pasado de Martínez para descubrir el motivo de su personalidad tan problemática. En Salou, habló con los hijos del primer jefe de cocina que tuvo Martínez. Le describieron como una persona cariñosa, amable, simpática... todo lo que ahora le faltaba.

El chef se reunió con él y Martínez le contó su pasado dramático. Su padre le abandonó a él y a su madre para marcharse con una brasileña y se llevó todo el dinero. Se quedaron sin nada, no podían pagar ni el alquiler por lo que comenzó a trabajar con 14 años. Su sueño de ser un gran chef se terminó. Su madre era su gran apoyo pero murió cuando este tenía 18 años a causa de un terrible cáncer. Un duro pasado que rompió en dos al cocinero.

La revelación de la historia humana del chef puso en marcha el cambio que tanto él como el restaurante necesitaban. Finalmente, las aguas volvieron a su cauce y lo que parecía imposible al principio se hizo realidad. Chicote consiguió rescatar el restaurante catalán y la vida de José Luis Martínez.

Así fue el momento en el que Chicote se planteó abandonar: