La ironía recubierta de trapo y látex que diariamente vierten en Canal + Francia "Los guiñoles de la información" corre el riesgo de extinguirse pues el magnate que controla la cadena amenaza con retirarlos de la parrilla, tras 27 años en antena y solo tres días después de la muerte de su creador.

Al poco de conocerse que Vincent Bolloré, presidente del grupo empresarial que controla Vivendi, matriz de Canal +, se planteaba cancelar la emisión se ha desatado una campaña de apoyo en internet en torno a la etiqueta #touchepasauxguignols (no toques los guiñoles) a la que se han sumado políticos de todo signo.

Fue uno de los padres de la emisión satírica Benjamin Morgaine, quien dio la voz de alarma en Twitter, donde la noticia corrió como la pólvora en unas pocas horas.

La espada de Damocles pende sobre las cabezas de las irreverentes marionetas, pero la pena de muerte aún no está firmada. Los accionistas de Canal + se reunirá este viernes y se espera que decidan si el satírico informativo continúa emitiéndose, como hasta ahora, de lunes a viernes con un resumen el domingo, si pasa a ser una emisión semanal o si desaparece de la pequeña pantalla.

La polémica sobre la continuidad del programa, en antena desde 1988 y emblema de la cadena codificada, ha estallado justo tres días después de la muerte de Alain de Greef, el que fuera "número dos" de Canal + e inventor de la emisión.

Bolloré ya había lanzado un aviso el pasado febrero, cuando deslizó en los micrófonos de France Inter que los guiñoles pecaban de un "exceso de ironía".

"Reirse de uno mismo está bien. Reirse de los demás está menos bien", comentó el multimillonario, al que las marionetas homenajearon esa misma noche en directo con un "sketch" burlón en el que abordaban, precisamente, los límites de la ironía.

Bolloré, al que la revista Forbes le atribuye una fortuna de 6.250 millones de euros, es un empresario poderoso y controvertido que dirige un conglomerado de medios de comunicación, empresas energéticas, transporte y cultivos agrícolas que el año pasado facturó 10.600 millones de euros.

Es también el empresario que le prestó su avión privado y su yate de setenta metros de eslora a Nicolas Sarkozy para que disfrutara de unos días de asueto con algunos familiares en aguas de Malta tras su victoria en las elecciones presidenciales francesas de 2007.

La prensa gala no encajó bien aquella generosa invitación del empresario al político, al que dos años después Sarkozy condecoró con el título de comandante de la Legión de Honor de Francia.

No en vano, el magnate aparece retratado por su proximidad con el líder conservador en "Los guiñoles".

Siete minutos diarios de impertinencia informativa que compiten en horario con los telediarios de las grandes cadenas y abordan los mismos temas.

Además de hacer reír, la emisión que el diario "Le Monde" ha definido como "los mejores editorialistas de Francia" tiene una notable capacidad de influencia: los sondeos les atribuyeron haber ayudado a decidirse a un 15 % de los votantes en las elecciones presidenciales de 2002.

El sentido del humor del programa, cuyos guionistas más conocidos son François Rollin, Benoît Delépine, Bruno Gaccio y Franck Magnier dentro de un equipo de 300 personas, se engloba dentro de una tradición satírica con fuerte implantación en Francia, con ínclitas cabeceras consagradas a la impertinencia, como el semanario "Le Canard Enchaîné" o la tristemente célebre revista "Charlie Hebdo".

"Los guiñoles" construyen el programa a partir de un "alter ego" del expresentador de la cadena "TF1" Patrick Poivre d'Arvor, a quien su propia marioneta sobrevivió en antena y que sirve de herramienta para analizar la actualidad política sin dejar títere con cabeza.

La emisión, a la que le salieron hijos en una veintena de países, también ha levantado ampollas más allá de las fronteras francesas. Un ejemplo evidente es la recurrente y controvertida asociación del deporte español con el dopaje, a través de las marionetas de Pau Gasol, Rafael Nadal, Alberto Contador o Iker Casillas.

Por su plató han desfilado toda suerte de figuras de la política en versión marioneta, de Muamar el Gadafi a Barack Obama o de Lionel Jospin a Fidel Castro, pasando por los tres últimos presidentes del Gobierno español, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, pero con un lugar de excepción para el expresidente francés Jacques Chirac, estrella histórica del programa.

También renacieron como guiñoles Maradona, Michael Schumacher, Steve Jobs, Elton John, Gérard Depardieu, Quentin Tarantino, Jean-Yves Cousteau, Karl Lagerfeld, Osama Bin Laden, el teniente Colombo... y así hasta más de 350 muñecos.

Por eso hay quienes dicen que para considerarse alguien relevante, primero hay que tener un guiñol.