Hubo un tiempo en que 'Black Mirror' era una serie que no veía casi nadie. Una rareza que se emitía en la televisión británica y en la que el boca a boca se convirtió en un eficaz instrumento de promoción entre los aficionados. Un día la compró Netflix y la serie se convirtió en un fenómeno mundial. Mayor número de episodios por temporada, regularidad en la fecha de los estrenos y la presencia de actores y directores de calidad eran las principales bazas de la serie en la plataforma de pago. Tras dos años en Netflix, como si viviéramos en ese mundo de pesadilla donde la tecnología tiene un efecto perverso, han empezado a aflorar algunos de los defectos. La serie ha empezado a repetir temas y hasta argumentos, mientras que las intensas campañas de promoción hacen que se pierda algo del factor sorpresa que antes tenía cada episodio. Antes uno no sabía exactamente qué iba a encontrarse en cada entrega, mientras que ahora parece que la máxima en algunos trailers es cuánto más spoiler mejor.

Todo el mundo parece haberse convertido en experto en 'Black Mirror'. Proliferan los "cuñaos" que con dos notas ominosas sobre la tecnología, pronunciar la palabra selfie con la misma cara de asco que si se dijera cropofagia y soltar la palabra concernismo se autoerigen en expertos en la obra de Charlie Brooker. Cuentan con sus propias listas de episodios ordenados de peor a mejor y aseguran tener esa fórmula mágica para determinar el grado de pureza de un capítulo respecto al canon de la serie. Con semejante expectación, era normal que la cuarta temporada fuera uno de los estrenos más esperados y sus seis episodios llegaron de golpe durante el último fin de semana del ya acabado 2017. Y aquí han venido los chascos y la constatación de lo que nos gusta encumbar una serie para defenestrarla después. 'Black Mirror' no sólo ha empezado a repetir temas, sino que se adentra también en ese terreno de los homenajes y las autorreferencias, incluso planteando el juego de ver cómo están interconectados todos los episodios.

La nueva temporada ha sido una de las más criticadas y no faltan los agoreros que empiezan a ver esto como el principio del fin. Hasta hay otras cadenas que trabajan en sus propias propuestas para competir con 'Black Mirror,' por lo que los enemigos la rodean por todas partes. Para los agoreros, tan sólo decir que el estreno de esta cuarta temporada ha sido uno de los más vistos en la plataforma desde su creación, así que de momento dudo mucho que el fantasma de la cancelación se encuentre en estos momentos en la mente de nadie. En cuanto a la calidad de alguno de los episodios, fueron peores algunos de los más flojos de la temporada pasada que los de ésta. ¿Se os ha olvidado el capítulo de los videojuegos?, ¿o el de las cucarachas? Sobre los mejores episodios, el listón estaba muy alto, por lo que era muy difícil de superar. Aún así, 'Black Mirror' sigue siendo garantía de televisión de calidad para el espectador y uno de esos estrenos que no hay que perderse en el calendario seriéfilo. Cada temporada se nos presenta como un menú degustación de platos variados, donde los sabores más dulces se combinan con los más ácidos y nos dejan al final con un buen sabor de boca. A contnuación, comentaremos los episodios de esta última temporada. Así, a palo seco. Sin más orden que el numérico y a gusto del espectador.

1) USS Callister: El homenaje de Charlie Brooker a 'Star Trek', otra serie que acaba de desembarcar en Netflix con Discovery. Durante la temporada pasada, el showrunner se las ingenió para meter en San Junipero su homenaje a los años 80 en una serie de marcado corte futurista. Tras ver los trailers, quedaba comprobar cómo iba a encajar la saga galáctica en el universo 'Black Mirror'. 'Star Trek' es precisamente lo contrario de la distopía tecnológica de Brooker. Mientras que la segunda nos presenta un futuro aterrador y deshumanizado por los excesos de la tecnología, la franquicia espacial presenta un futuro optimista donde la humanidad ha dejado atrás la guerra, la pobreza y el racismo y todos trabajan unidos en favor del progreso y el descubrimiento. Que nadie vea pullas de 'Black Mirror' hacia 'Star Trek' con este episodio. Todos esos momentos a bordo de la nave Callister, son en realidad una simulación de realidad virtual, donde un ser gris y sin vida social en realidad mantiene esclavizados y sometidos a las réplicas digitales de sus compañeros de trabajo durante sus fantasías digitales. Dura casi una hora y media, pero tenemos garantizado un buen espectáculo y es la mejor manaera de empezar la temporada a lo grande.

2) Arkangel: El episodio más 'Black Mirror' de toda la temporada y el que recupera la esencia de aquellos primeros capítulos en el que nos enganchamos a ella. Dirige Jodie Foster, que ya habías demostrado su talento como directora en el cine y que en Netflix se ha puesto detrás de las cámaras en títulos como 'House of Cards' y 'Orange is the New Black'. Este episodio va dedicado a todos esos padres sobreprotectores que en su afán de controlar a sus hijos acaban vulnerando su intimidad más básica. El episodio presenta una aplicación con la que una madre puede saber exactamente qué es lo que está haciendo su hija en esos momentos. Cuando la joven se convierte en una adolescente, el poder de semejante herramienta puede ser muy tentador, pero también la llave para perderlos para siempre.

3) Cocodrilo: Algunos de los dispositivos que ya vimos en otras temporadas se repiten. ¿Cómo no olvidar ese chip en el que quedaban registrados todos los recuerdos y vivencias? Si como dicen, todos los capítulos están interconectados, la herramienta tecnológica que aquí se nos presenta todavía no está tan perfeccionada como en aquel capítulo de la primera temporada. Contado a modo de thriller nórdico, vemos cómo la protagonista está dispuesta a llegar hasta dónde sea para proteger un oscuro pecado de su juventud y que este chip podría provocar que saliera a la luz y truncar su ascendente carrera.

4) Cuelga al DJ: El amor en los tiempos del Tinder. Una aplicación informática que selecciona la compatibilidad de las parejas no podía faltar entre los argumentos de 'Black Mirror'. La atracción de los protagonistas del episodio es evidente desde la primera escena, pero aún así la gran mano que lo dirige todo se resiste a emparejarlos y frecuentemente les coloca con parejas que detestan. Los conejillos de indias sólo pueden aceptar a los partenaires que les han sido asignadas, con la promesa de que todo un propósito y hay un bien superior detrás de todo. Éste ha sido uno de los episodios más aplaudidos de la temporada y para algunos directamente el mejor. Para aquellos que no entendieron el final, sólo explicar que lo que estábamos viendo a lo largo del episodio no eran personas reales. Se trataba de la simulación informática del programa, probando todas las combinaciones posibles, para explorar la compatibilidad de la pareja.

5) Cabeza de metal: Para muchos no sólo es uno de los peores episodios de la temporada, sino que también de la serie. Asignarle este título me parece un tanto injusto. En mi caso, fue el primer episodio que vi de esta cuarta entrega (el resto de capítulos eran muy largos y sólo tenía tiempo para ver ése) y me mantuvo en tensión todo el tiempo. Ambientado en un futuro apocalíptico y rodado en un maravilloso blanco y negro. Un grupo se ve perseguido por un infatigable robot después de haber robado en un almacén. La criatura mecánica se convierte en una criatura implacable, donde no hay sitio para el sentimentalismo o la compasión sino sólo para la eficacia. Una metáfora sobre este mundo más deshumanizado en el que nos ha tocado vivir, donde se ha conseguido el mecanismo antirrobo perfecto. Sólo al final descubrimos, que lo que ha puesto en marcha esta desesperada cacería es el robo de un osito de peluche para un niño moribundo.

6) Black Museum. Cuando se habla de repeticiones y autohomenajes en esta última temporada, éste es el perfecto ejemplo. Toda la estructura del episodio y hasta el desenlace recuerda demasiada a este capítulo especial de Navidad protagonizado por Jon Hamm post 'Mad Men' con el que la serie se preparó para dar el salto a Netflix. Mucho ojo a ese extraño museo de los horrores que se nos presenta, porque entre los objetos de la exposición se pueden reconocer algunos de los que han aparecido en otros episodios de la serie. Para mi gusto, es un episodio fallido porque se limita a recorrer territorios ya conocidos, cuando podría haber sido uno de los mejores y lo prometía todo.