Pitingo presentará en Benalmádena su último disco, Mestizo y fronterizo, con un espectáculo en directo que ya ha comenzado a cosechar críticas entusiastas, asegura el propio cantaor. «Es un trabajo muy especial, diferente a mis discos anteriores, con canciones inéditas y versiones, que llevó al directo con 14 músicos de diferentes razas y procedencias».

Así, a un coro de gospel se suman voces flamencas y músicos cubanos. «Es una celebración de la mezcla de razas y culturas, con la que queremos lanzar un mensaje de unidad, mostrando como la música acerca a todo tipo de personas y alegra el alma: venimos a Benalmádena a darlo todo», declaró el vocalista en la presentación del recital.

Pitingo es un animal del mestizaje musical. Combina soul con flamenco; bebe del gospel y de los cantes andaluces; se le eriza la piel con un quejío y con la voz más negra, pero ante todo y en el pliegue último, Pitingo se siente cantaor («Soy cantaor hasta que me muera. Es una forma de vida, en casa todos somos flamencos: mi mujer, mis primos, mi gente... todos. Nuestras vida es flamenca al 100%»). Un rasgueo de guitarra flamenca o el lamento de una armónica. El torrente desgarrado en la voz de Camarón o la fiesta en la garganta de Aretha Franklin. Todo fluye, converge, dentro de Antonio Manuel Álvarez Vélez, Pitingo. Llegó a las listas de éxitos con Soulería, un disco de fusión en el que el soul se cantaba al toque de bulerías. Críticas y adeptos a partes iguales. Él ha seguido a lo suyo, en la senda que le dictaba el instinto y el corazón. Un camino que este fin de semana le conduce a Benalmádena.