El actor Rafael Álvarez El Brujo lleva su último espectáculo 'Esquilo (del nacimiento a la muerte de la Tragedia Griega') al VI Festival de los Teatros Romanos de Andalucía en Málaga, que tendrá lugar durante los días 25, 26, 27 y 28 de julio. Álvarez vuelve a encontrarse con el país mediterráneo en este clásico reinventado a las 22.00 horas.

«Hace muchos años leí la definición de Arte Clásico que daba un gran erudito helenista cuyo nombre ahora ya no recuerdo: Una obra es clásica (decía) cuando no hay en ella ningún rastro del esfuerzo que conlleva todo proceso creador», explica el actor. Y añade: «En ese caso, pensé, sólo es clásica la puesta de sol, el vuelo majestuoso de un águila en el cielo sin límites o el baile de los astros en el universo. En definitiva, algo siempre inaccesible a los artistas mortales».

En este sentido, El Brujo cuenta que en su vista durante el año pasado a La Acrópolis y el Partenón, vio en el Museo unas cariátides de casi cuatro metros de altura, las cuales estaban perfectamente labradas por delante y por detrás. Los bucles del cabello eran hermosos, armónicos y atrajeron magnéticamente su mirada.

«Después supe que la parte de atrás estaba destinada a ir adosada a la pared de un templo. No obstante, los detalles exhibían el mismo cuidado y la misma belleza que la parte delantera, en principio la única que iba quedar expuesta a la vista. Y entonces recordé la definición del erudito helenista sobre el Arte Clásico y entonces entendí que el erudito se refería a una actitud: La obra es clásica cuando nace de un respeto profundo hacía lo que uno hace, más allá del resultado final plasmado en un objeto», destaca.

«La vida es el arte y la vida es clásica. El proceso de creación es el juego mismo de la vida en marcha. Esta inocencia es la que percibí en el Prometeo encadenado, de Esquilo. Una magia lejana y un ritmo sin tensión. Esta es sin duda una obra clásica que nace de la misma inocencia sagrada que exhibían aquellas cariátides», detalla el intérprete. Fue entonces cuando asegura que se enamoró de Esquilo: «Y aluciné con él. Y me inventé otro Esquilo. Y jugué con él. Me he bañado en el manantial de la tragedia griega con el pretexto de este espectáculo».