A través de una técnica tan sencilla como es ensartar en cañas el pescado ha consagrado a las sardinas como uno de los embajadores de la Costa del Sol, un plato lleno de tradición y, sobre todo, de buen sabor.

La imagen típica de la barca en los chiringuitos con los espetos de sardinas es una de las más comunes en el litoral malagueño, un arte que muchos aseguran que tiene como secreto ensartar en cañas vegetales las sardinas por encima para que las espinas queden por debajo. No más de 15 minutos al fuego para que no se quemen ni por dentro ni por fuera y listo. Un plato que opta como candidato a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco y por el cual los municipios del litoral ofrecen diversas rutas y concursos para dar con el mejor espeto de la temporada.

El núcleo de Torre del Mar hizo al inicio de la temporada la Ruta 5 Espetos por los restaurantes distinguidos con la Q de Calidad en restauración. En el caso de Torremolinos, hace escasos días celebró la cuarta edición del «Concurso de espetos ciudad de Torremolinos» en el que participaron cerca de medio centenar de espeteros. El ganador de esta nueva edición es Alberto Corredera del chiringuito Horno Beach. Le siguen Miguel León (La mar bonita) y Alfonso Marín que recibieron el segundo y tercer premio, respectivamente.

Aunque la costa es el sitio por excelencia para disfrutar de este manjar, en algunos lugares como el bar «El Cordobés» del centro urbano de Marbella también se puede pedir este plato.

Un plato cargado de salud

Además de su sabor, este plato de pescado azul tiene un alto contenido de omega 3, lo que se traduce en una prevención de enfermedades cardiovasculares y diabetes, vitamina B6 y D, que fortalecen los huesos, piel y sistema inmunitario.