Apariencia de femme fatale, confianza férrea en su talento y un caleidoscopio de estilos musicales en la recámara. Son las armas con las que Nathy Peluso asaltaba el panorama musical hace unos meses, cuando lanzaba al mundo su último trabajo, La sandunguera. Lo presenta mañana en la Sala París 15

Su disco parece una declaración de intenciones. Le bastan apenas seis temas para avisar de que no se queda solo en el hip hop.

Sí. Con este disco he querido mostrar mi versatilidad, sin tener la necesidad de encerrarme en un género concreto. También es que concibo la música como algo tan libre, que me apodero de cualquier estilo al que pueda acceder. El son, el jazz, el tango, la bossa nova? No puedo elegir [Se ríe], así que todo lo llevo a mi propuesta.

Pero su debilidad es el soul.

Debilidades tengo muchas, pero los ritmos afroamericanos en general siempre me han vuelto muy loca. Aunque he de decir que también escucho el rock nacional argentino como Serú Girán y siento mucho esas letras y esos sonidos tan setenteros. Realmente, mi debilidad es la música.

En el álbum la emplea en una balada curiosa, Gimme some pizza. ¿Cómo le acaba uno cantando a la comida?

Es una canción un poco atrevida, pero lo que pretendía era mostrar que un tema romántico no siempre tiene por qué hablar de deseo hacia otra persona, y que, con buena música, consigues despertar los sentimientos que pretendes independientemente de lo que estés diciendo. También quería resaltar la pasión por la comida, uno de los placeres más grandes del mundo.

Pero que no casa con el glamour típico del artista.

Claro, por eso uso la parodia y la ironía. Para decir: «Pues mira, incluso así consigo ser sexy» [Risas].

Ese amor propio es un tema recurrente en sus canciones. Se ve por ejemplo en Corashe .

Para mí es un himno a la valentía y al respeto a uno mismo. A lo largo de mi vida, me he encontrado con personas que se han alejado de mí por el hecho de que fuera una persona exitosa y fuerte. Siempre es como que el otro tiene que ser superior. Y no hablo solo de los hombres, porque me he encontrado también a mujeres que han sido así. Es una pena que muchas relaciones no se puedan dar por ese miedo.

¿Nathy Peluso intimida?

Pues realmente sí, pero no pretendo intimidar, simplemente ocurre por mi potencia interior. Yo creo que en esta sociedad estamos acostumbrados a ser más conformistas, más temerosos, y yo piso con pies muy pesados... Pero espero que sea una intimidación que deje el sabor de: «Yo también voy a ser así».

«Te hace falta corashe», dice. ¿A usted le ha faltado alguna vez?

No [Ríe]. Sería falsa modestia decir que sí, porque es mentira. Como todos, he tenido miedo, pero creo que los miedos son barreras que solo te impiden cosas. Por eso, en cuanto veo que me puede faltar un poco de corashe digo: «Vamos con todo, ¿qué puedo perder?».

Me habría parecido raro que su respuesta fuera sí, sobre todo por su currículum. Bailarina, gimnasta, camarera, actriz, y hasta youtuber. Es más corta la lista de lo que no ha hecho.

[Risas] Sí. Ha sido un camino muy duro, pero no me gustan las cosas regaladas. El que haya sido duro eme permite valorar lo que vivo hoy.

¿No sigue siendo duro ahora?

Es un camino cada vez más difícil. La industria te somete a mucha presión, pero yo la uso como papel higiénico. Cuando veo que me está llegando a presionar, recuerdo para lo que realmente he venido al mundo, que es para hacer música. Y que, si sigo mis principios, siempre voy a triunfar, porque lo llevo adentro.