Apareció en escena cuando Amália Rodrigues, la gran diva del fado, se había muerto y cuando la música portuguesa por antonomasia tenía unas reglas muy estrictas. «Las cantantes de fado todas tenían el pelo oscuro y se vestían de negro, no tenían un cuidado más fashion. Y yo soy una fanática de la moda. Las personas empezaron: ¿Quién es esta loca que canta fado con el pelo rubio?». Esa loca se llama Mariza y hoy, años después, es una de las grandes renovadoras del género de la melancolía y la añoranza. Lo demostrará el sábado, en la apertura del festival veraniego del Teatro Cervantes, Terral.

Una de las mejores fadistas del momento no nació precisamente en Portugal, sino en el Mozambique luso. Y eso en su música se nota cada vez más: «Cada vez soy más consciente de mis raíces y cada vez necesito más a mi continente, África. Toda mi familia está ahí, y mi hijo también sabe que es su casa. Pienso que con la edad esta conciencia se va tornando muy presente, aunque desde que empecé a cantar siempre he estado cerca de África. Mi madre siempre me ha mostrado mucha música de allí, así que mi conciencia musical es muy grande, y es natural que no me sienta solamente una cantante de fado, sino una intérprete de música».

No lo tuvo fácil en un primer momento la mozambiqueña, porque cuando empezaba, el fado era (y suele suceder con las músicas de raíz) algo limitado a ciertos círculos, poco apreciado por los públicos masivos: «Entonces nadie quería saber de fado, era algo de los mayores. Cuando llegué al ciclo en la escuela, y me preguntaron qué hacía en mi tiempo libre, dije: ¿Yo? ¡Yo canto fado!, porque para mí era algo natural. Y mis amigos me miraron tipo: ¿Quién es ésa? No sé si sucede lo mismo con el flamenco, pero en los 80 en Portugal el fado se escuchaba solo en los barrios típicos. En el barrio en el que yo he crecido, Mouraria, toda la gente cantaba. Nosotros no teníamos juguetes, así que la música era lo que hacíamos. Cantábamos, escuchábamos a otros...».

Mariza presenta estos meses su más reciente disco, titulado con su nombre, y en el que se estrena como compositora con un tema, Oraçao: «Por primera vez aparece un tema escrito por mí. He hecho de todo para que no estuviera en el disco. Yo escribo desde hace un montón de años, pero nunca he tenido ganas ni coraje para mostrar lo que escribo, porque es muy personal. Es una cuestión de protegerme, porque yo cuando canto soy muy verdadera. Estoy cantando sentimientos que son parte de mi vida, sentimientos que yo sé por qué los canto. Cuando canto algo escrito por mí es mucho más personal, me siento mucho más desnuda. Por eso es muy raro que la cante en los conciertos», asegura. Quizás tengamos suerte y cante Oraçao.