Más de tres décadas de actividad, sin contemplaciones, y Sex Museum se mantienen intactos, impertérritos ante el paso del tiempo. Los malasañeros se han convertido en un patrón a seguir dentro del underground estatal a base de ir contracorriente y seguir siendo fieles a sí mismos, a su distorsión garagera y psicodélica con un hard rock de riffs poderosos; y, de hecho, Musseexum, el álbum número 14 de su carrera, es una síntesis de esta fórmula magistral.

Han pasado cinco años desde el último disco (Big city lies. ¿Se han hecho muy largos?

No, estábamos metidos en otros proyectos, y en el fondo se nos han pasado muy rápidos.

Aunque giráis con regularidad, hacía ya un tiempo que no sabíamos demasiado de Sex Museum. ¿Qué habéis estado haciendo?

Tocar y tocar y tocar. Es lo que hacemos constantemente, a veces más cerca y otras más lejos. Si no se ha sabido mucho de nosotros es porque hemos estado tocando un poco más lejos.

Habéis grabado el álbum en estudio todos juntos, como si fuese un directo. ¿Qué buscabais?

Grabarlo lo antes posible para que nos saliera más barato. Estamos acostumbrados a hacerlo en plan aquí te pillo, aquí te mato, así que no hay demasiados problemas en hacerlo a toda hostia. Nos esforzamos en no darle muchas vueltas a nada. El método es llegar al estudio, tocar cada canción un par de veces y grabar todos los temas que podamos cada día para que cada uno pueda estar lo antes posible en su casa o en el bar con sus colegas.

¿Qué nos podemos encontrar en Musseexum

Pues no sé qué decirte. Desde dentro, no demasiadas; no sé si desde fuera dará la impresión de ser realmente diferente... Yo no he notado grandes cambios, la verdad. Quizá hay un poco más de electrónica que en los últimos trabajos, un poco más cercano a nuestros discos de principio de los 2000.

Sólo hay un tema en español en el disco: Microdosis

Siempre somos bastante explícitos, pero con las letras en inglés no se nota tanto. Ahora que mis padres han muerto, ya podemos hacer letras explícitas en castellano sin que luego me den por saco en las cenas navideñas con que si digo esto o digo lo otro.

Por una vez, un sello no madrileño de por medio: El Segell del Primavera. ¿Se abren nuevas puertas a nivel nacional e internacional? ¿Qué expectativas tenéis a partir de ahora?

Expectativas pocas, las de siempre: seguir tocando y tocando. No somos una banda de grandes ambiciones; bueno, ni de pequeñas, somos una banda sin ambiciones. El fin único es tocar; nos da igual hacerlo en Londres que en Almorojuelo. Luego, cada uno por su lado, imagino que tendrá sus sueños y sus expectativas vitales.

¿Estamos viviendo la dictadura del single en las redes? ¿Cómo lo veis?

Bien. Es como volver a los viejos tiempos. La música está al servicio del público, y si estos deciden que no quieren tragarse un disco entero, pues perfecto. Habrá que ir a por el single de nuevo. Personalmente, no me parece mal. De cualquier manera, nosotros vivimos en otra realidad en la que single o LP dan lo mismo. Música es música más allá del formato.

A lo que parece que seguís siendo fieles es a la distorsión garagera y psicodélica, con un hard-rock de riffs poderosos. ¿También es marca de la casa?

Sí. Cuando queremos probar con otros sonidos y otros estilos, montamos otro grupo. Sex Museum es así, distorsionado y rocoso, incluso tosco, y no hay nada más tosco que un riff de Link Wray o Tony Iommi, mis maestros.

¿Cómo lleváis lo del pluriempleo? ¿Los hermanos pequeños, Coronas, eclipsaron en algún momento al mayor?

El pluriempleo, bien. Son muchos años, y además de tenerlo muy asumido, lo disfrutamos. Bueno, al menos yo. Llevaría mucho peor tener un solo trabajo; me gusta ir cambiando de grupos para no aguantar siempre a los mismos músicos.

¿Qué es lo que supuestamente define a una banda de rock?

Terapia en la carretera; familia disfuncional en la que cada uno trata de imponer los traumas y los roles que ocupaba en la vida familiar con sus padres; exceso de emotividad, falta de profesionalidad, o exceso de profesionalidad y falta de emotividad. Hablo de banda; con un artista todo es diferente: se puede quitar de en medio a todo el que da por culo mucho más fácilmente.

¿Cuál ha sido el secreto de Sex Museum para sobrevivir todo este tiempo?

Nuestro secreto es fácil: tozudez, miopía extrema, estupidez de pueblerino, no querer aceptar los consejos de nadie e imposibilidad de aprender de nuestros errores. Todo esto, sumado a cierta falta de talento natural -que compenso con una alegre y distraída forma de discurrir por la vida-, nos ha llevado a sobrevivir el doble o el triple que otros mucho más talentosos y que, sin duda, se lo merecían mucho más que nosotros. Somos el ejemplo vivo de que no hace falta hacer las cosas demasiado bien para que funcionen.