La llorada muerte de Rockberto hacía presagiar la defunción de la banda malagueña más legendaria de la historia, Tabletom. La presencia icónica del cantante hizo que, para muchos, durante años Tabletom fueran, en realidad, el grupo de Rockberto. Pero nada más lejos de la realidad: detrás de la volcánico, errático y magnético carisma del frontman había dos hermanos, Perico y Pepillo, dos músicos como la copa de un pino, que tenían aún mucho que decir después de llorar al compañero de armas caído. Cinco años después lograron armar una nueva formación sólida, con el gran Salvador Marina a la voz, y entregar un disco, Luna de mayo, que gustó a los fans e interesó a los conversos. Así que los Ramírez y sus fans siguen a la suya, sin que nadie les marque los tiempos, celebrando más de 40 años sobre los escenarios. Este sábado, en La Cochera Cabaret, otra fiesta del malagueñismo más puro y duro. «Nos mantendremos en la misma línea. Seguiremos haciendo canciones de ocho minutos. Tabletom tiene su propio sello. ¿Que no nos compran el nuevo disco? Nunca nos los han comprado, tampoco nos vamos a preocupar. Más ruina que la que teníamos, no vamos a tener», apuntó Perico hace unos años, cuando avanzaba sus intenciones de seguir adelante. Los hermanos Ramírez tienen muy claro que la continuidad de Tabletom sin Rockberto «no es una falta de respeto» para él. «Roberto ha sido nuestro amigo desde que teníamos 15 años, formamos el grupo juntos y nunca ha habido entre nosotros ni liderazgos ni le hemos considerado más o menos. La gente puede sacar sus propias conclusiones, pero quienes quieran condenarnos a que no sigamos sin él es que no se han enterado de lo que es Tabletom». Los que hayan escuchado Luna de mayo, desde luego, lo saben. Y si acuden este sábado por la noche a La Cochera Cabaret, más. Tabletom siguen siendo una parte imprescindible de Málaga. La cita, a partir de las 22.00 horas. Entradas anticipadas, 12 euros; en taquilla, 15.