Nacho Zayas y Álex Rosano son Hnos Munoz. Fíjense bien: Munoz, no Muñoz. Nacho es malagueño y Álex, de Tarifa, y no son hermanos; estudiaron al mismo tiempo en la UMA pero no se conocieron. Tiempo después, exiliados ambos en Madrid por motivos laborales, se conocieron en 2017 y coincidieron en su amor por el r n' b contemporáneo. Hoy son uno de los grandes secretos a voces de la escena urbana nacional (si es que alguien sabe exactamente a qué nos referimos cuando usamos la palabra urbana). Actúan hoy en La Térmica, para ambientar el Red Friday y celebrar la salida de su nuevo single, Dame sombra.

A la espera de su primer largo, que nos prometen para el año que viene, habrá que conformarse con Manantial, un epé de cinco temas, y los anticipos Bueno y Dame sombra, la versión más refinada y madurada hasta la fecha de su propuesta: r n' b sedoso, texturado, emocional y de neón; un sonido nocturno, de un romanticismo muy singular y con unas voces susurrantes, que en ningún momento esconden el acento andaluz. Siempre ha habido un cierto misterio en Hnos Munoz, que no suelen aparecer en sus vídeos y que, al principio de su carrera, no hicieron públicas sus identidades. ¿Quizás como aquel primigenio The Weeknd, en busca del efecto sorpresa del anonimato? «En realidad, nosotros empezamos sin mucho plan de acción. El misticismo no fue tanto algo buscado como sí un resultado de tirar por el menos es más», nos aclara Nacho.

Hace no demasiados años, el r n' b era poco menos que una música clandestina, secreta, en nuestro país. «Muchos chavales de nuestra generación crecimos escuchando rap y, aunque a priori se podría pensar que es un género bastante ligado al r n' b, en el fondo en esos círculos todo lo ligeramente melódico siempre se relacionó con lo cursi. Afortunadamente ahora hay otros prismas y muchos menos prejuicios. De todas formas aquí en España ya lo hicieron gente como Flavio Rodriguez o Austin», dice el malagueño.

En Jenesaispop dieron en el clavo al señalar como uno de los puntos fuertes de Hnos Munoz, aunque poco trendy, que su sonido y letras son más sutiles y elegantes que el bling bling y popping pills tan habitual en la música urbana actual: sexo, joyas y drogas con parental advisory. Viendo sus fotos, no nos imaginamos a Nacho y Álex en chándal o con cadenorras, tipo Dellafuente. ¿La ausencia de street style y de ese rollo swag un poco arrabalero, por decirlo así, les quita del actual mainstream de la música urbana? «De hecho, vamos bastante en chandal [Risas], pero igualmente no pensamos que algo así te meta o te saque de las quinielas. En cuanto a joyas, nos quedamos con las de Tete Calvente, la mejor persona del Rincón de la Victoria», asegura, antes de zanjar: «No pensamos que falte ni que sobre nada, la escena es variada y cada rollo tiene su público».

Todo fluye en la música de Hnos Munoz, que basa buena parte de su poder seductor en el uso creativo del autotune, quizás la herramienta que mejor defina la música de esta época. «Al final estás jugando con sonidos. La voz suele acaparar el protagonismo pero no deja de ser un elemento más entre muchos otros igual de medidos. Creemos que siempre hay margen creativo aún manteniendo ciertos patrones como el uso de alguna herramienta en particular», confirma Nacho.

La parte visual es fundamental en Hnos Munoz. Échenle un vistazo a sus videoclips, tan evocadores e intrigantes como las texturas sintetizadas de sus bases musicales. «Nos flipa transmitir con la música por sí sola, pero hoy día no puedes ir por la vida dando la espalda a lo estético. En nuestro caso es un elemento que complementa. Tanto yo como mucha gente de nuestro círculo tenemos profesiones ligadas a las artes visuales, al diseño... Estar ese contexto es algo que facilita mucho las cosas. Hasta ahora todo se ha desarrollado de forma coral entre nosotros y gente cercana a la que queremos», explica Zayas.