A la música española le faltan personajes. Pero de eso anda sobrado Omar Montes, un tipo que iba para boxeador pero que dejó el ring para subirse a las tablas del trap, el reggaetón y eso que se ha dado en llamar música urbana en su vertiente más comercial. Muchos nunca le han tomado demasiado en serio, habida cuenta de su abultadísimo currículum televisivo, una trayectoria que empezó cuando se conoció su relación sentimental con Isa Pantoja, la hija de la tonadillera y ahora también reggaetonera (como Isa P) y que cristalizó con su triunfo en uno de los reality shows más populares de Mediaset, Supervivientes. Pero lo cierto es que Omar no ha descuidado su faceta musical y presenta un disco, La vida mártir (una expresión propia que acuñó en una de sus múltiples conversaciones televisadas con la hija de la Pantoja) y un gran hit, Alocao, con una de las grandes divas del urban de extrarradio de nuestro país, Bad Gyal.

Omar Montes es de Pan Bendito, el barrio madrileño del que salieron los recordados La Excepción. Pero lo de este hombre no es revivalismo jocoso del hip-hop como el practicado por El Langui y los suyos; no, Omar es puro bling bling y swag, cachondeo, latineo sin zarandajas y nada de coartadas artísticas; vamos, lo que para muchos sería pachanga... Pero con un indudable carisma. Tras años y años de pelearse la noche madrileña en clubs de mala o peor muerte, la perseverancia y, por qué no decirlo, un notable olfato para el hit fácil y pegajoso, además de sus participaciones televisivas, le han permitido subir su propio listón.

La colaboración de Bad Gyal, una artista con el beneplácito de esa crítica sesuda que ahora parece flipar con Bad Bunny, J Balvin y los artistas más inquietos del latinismo de hoy, es un jalón importantísimo en la carrera de este hombre. El vídeo de su inevitable Alocao fue visto más de 4 millones de veces en sus dos primeros días en YouTube. La verdad es que la canción es un pepinazo.

Según confesó en una entrevista para Look, Montes dice ser «el mismo gilipollas de siempre, pero con algo más de pasta». El cantante, que se embolsó 200.000 euros al ganar Supervivientes, confesó en esa entrevista que llevaba en ese momento en su riñonera (uno de sus grandes adminículos estilísticos) 15.000 euros. «Para el día a día», matizó. Y se los enseñó a la entrevistadora. Así es este señor, un cachondo mental al que cuando una vez le preguntaron qué le parecía la bisexualidad respondió, no sabemos si en serio o en broma: «A mí me parece muy bien estar con dos mujeres a la vez».