Hace más de diez años, los Baños del Carmen fueron testigo de cómo nacía el sueño de cuatro malagueños, montar un grupo en el que llevar la esencia del rock progresivo y sinfónico de los años 70 a lo más alto. Esta ilusión sigue tan presente como el primer día. Frutería Toñi presenta esta noche, en la Sala Trinchera, su tercer disco. Salva Marina, cantante y teclista del grupo, nos habla sobre El porvenir está en las huevas.

Tres años han pasado desde que viese la luz vuestro último trabajo, ¿qué ha cambiado para Frutería Toñi de un disco a otro?

Han pasado muchas cosas. Nuestro batería, Javier de Prados, tuvo que dejar la banda por incompatibilidad horaria. Adrián Jiménez, entonces, fue un gran hallazgo para nosotros, ha aportado muchas cosas al disco. Para mí hay mucha evolución, hemos compuesto de manera más específica para el disco, tiene una unión más clara y un sentido más único. Además, es más corto que los anteriores porque está pensado para el vinilo.

El porvenir está en las huevas, ¿qué esconde este nuevo trabajo?

Siempre me ha parecido increíble la vida de los salmones, que tienen que hacer un esfuerzo increíble para llegar a su meta y cuando lo hacen mueren. Me parece una metáfora de la vida. Con ese planteamiento empezamos a escribir las letras Curro y yo. Los títulos de las canciones guardan relación con este tema, el río de Alaska donde dejaban los salmones, la corriente que va desde el norte de Japón hasta Alaska por la que nadan... Lo hemos concebido como un todo.

Todavía hay gente que intenta encasillaros en un estilo musical, lo cual es imposible, ¿no?

A nosotros lo que nos pasa es que nos gustan muchas cosas y muy diferentes. Nos han querido enmarcar dentro de lo que llaman lo progresivo o sinfónico porque hay influencias pero no queremos seguir los cánones de ningún estilo ni etiqueta musical, a mí eso me aburre.

Vuestro público, entonces, es de lo más diverso...

Nuestra intención es hacer una música con la que disfrutemos nosotros y hacer algo que sea auténtico, no encasillarnos en una música que esté de moda para ver si pillamos tajada. Queremos disfrutar haciendo música y hacer un proyecto original, no meternos en ningún barco que ya navegue, sino crear nuestro propio barco y sacarlo a flote. Intentamos no tener miedo a la hora de componer y eso hace que gente muy diversa nos escuche. Aunque estemos de coña todo el rato, nuestra música es seria y tiene mucha dedicación, eso hace que dentro de este mundillo llamemos la atención.

No es la primera vez que para poder sacar adelante un disco recurrís al crowfunding, ¿qué tal ha ido esta vez?

Muy bien, lo hemos conseguido con más facilidad que los anteriores, la gente nos conoce más. Tenemos seguidores que nos siguen intensamente pero me atrevería a decir que el 80% de las aportaciones han sido de fuera de Málaga. Se nos escucha más en Madrid o Barcelona que en Málaga. También tenemos gente que nos escucha fuera de España, en cantidades pequeñas.

Vuestros temas se caracterizan por el protagonismo de lo instrumental, ¿cómo se encuentra el equilibrio perfecto?

Intentamos jugar con todo, igual que hay momentos más oscuros en nuestra música procuramos que haya momentos más luminosos. Nos gusta experimentar y procuramos que las partes instrumentales tengan una base compleja, con ritmos extraños. La parte cantada nos gusta porque nos gusta contar historias. El equilibrio entre la voz y la música nos lo pide la marcha.

Hablando de porvenir, ¿cuál es el de Frutería Toñi?

Es incierto. Estamos componiendo ya, buscando ideas nuevas y metiéndole a la máquina de fabricar. Es difícil salir a la palestra sin nadie detrás pero tenemos mucha esperanza en que podamos dar un paso más y por lo menos entrar en el circuito de festivales y poco a poco ir creciendo. No queremos dar ningún pelotazo, queremos vivir dignamente de tocar, que es lo que nos gusta.