Muchos desconocían su faceta musical pero su primer single ha superado las 30.000 escuchas, ¿esperaba esa acogida?

No, la verdad. Y ya vamos por las 42.000, así que estoy muy contento. Es el primer proyecto personal que saco y no sabía muy bien cómo iba a funcionar. Sé que la música es un camino de mucha constancia pero el inicio no ha podido ser más satisfactorio. El single tiene cada vez más y más escuchas y yo encantado de que haya conectado tan bien con el público.

Pregunta obligada, ¿por qué ahora?

Ha sido un poco inevitable. Llevo desde los 15 años trasteando y tocando la guitarra. He llegado a grabar discos con bandas aquí en Madrid, pero no dejaban de ser proyectos de otra gente. Me salió un impulso fuerte de escribir letras y componer canciones con la guitarra acústica. Estaba yo solo así que empecé a ponerle unas bases de ritmo y todo eso fue cogiendo forma; la cabra tira la monte... El productor Raúl Pérez le dio el último empujón y ha derivado en lo que se escucha en las plataformas.

¿Cómo definiría este proyecto musical?

Es un resumen bastante lógico de lo que ha sido mi evolución a lo largo de mi vida. Empecé escuchando rock and roll, con nueve años. Tuve la suerte de que mi padre tuviera vinilos en casa, tocara la guitarra y tuviera un grupo. Después ya empecé con el rollo más underground. Y ahora el rave lo llevo muy dentro a la hora de hacer los ritmos, cuando empecé a hacer las canciones tuve que apretar para que no saliera y, aún así, algo asoma en las canciones.

En este nuevo EP podemos disfrutar de cuatro canciones, ¿se ha quedado con ganas de más?

Sí, cuatro se quedan en nada. Ya tengo fecha para grabar el siguiente EP, que serán otras cuatro canciones. Mi trabajo como actor, que al final es lo que me da de comer, no me deja tiempo para sacar más de cuatro pero espero ir poco a poco acumulando canciones para poder sacar un vinilo en LP, que es el sueño de mi vida.

¿Qué fue antes, la interpretación o la música?

Creo que vino todo a la vez. En los recreos, en vez de jugar al fútbol me ponía a hacer teatrillos con mi amigo Juan pero, con otro amigo, fantaseaba con tocar con los mayores en sus grupos; ver las guitarras eléctricas en un escenario me llamaba muchísimo. Ha sido todo bastante parejo: al final el ser actor se ha convertido en mi profesión y es donde se me ha visibilizado pero la música siempre ha estado ahí.

¿Qué hay de Julián Villagrán en Asunción?

Hay mucho. Cuando actúo, llevo tantos años haciéndolo, que lo tengo bastante incorporado. Uno se escuda siempre en el personaje, recae mucha responsabilidad sobre el director o el proyecto y es como que no soy yo. Con Asunción, son letras que he escrito yo en casa, de cosas íntimas y me daba mucho pudor sacarlas en un principio. Me siento muy vulnerable cuando canto, me siento mucho más desnudo con Asunción que como actor.

¿En qué medida considera que su faceta como actor podría influir en su acogida en el mundo de la música?

También puede jugar en mi contra, la gente puede tener un cierto prejuicio por el hecho de que soy un actor que ahora se pone a hacer música. Con el tiempo y trabajo pelearé para quitar esa percepción e intentar ser honesto con lo que hago. Si a la gente le gusta, bien y sino pues nada, es totalmente respetable que no les guste.