Michael Moore sigue tan corrosivo, lúcido y polémico como siempre y continúa siendo una de las voces más autorizadas a la hora de reflejar el preocupante estado de salud de un país como Estados Unidos desde que la figura de Trump ha logrado un protagonismo impensable y absoluto. Ausente de las pantallas españolas desde que se estrenó en 2009 'Capitalismo. Una historia de amor', su labor se mantiene al mismo nivel de sus mejores documentales, especialmente 'Farenheit. 11/9' y el que le dio el Óscar en 2002 'Bowling for Columbine'. Fiel a su estilo y a su forma de entender su trabajo, en su último largometraje efectúa un repaso profundo y detallado de dos años decisivos de Norteamérica, en concreto del periodo que se extiende desde noviembre de 2016, en que se llevaron a cabo los comicios presidenciales, hasta las vísperas de las elecciones para renovar las cámaras del Congreso y del senado de 2018. Y para dar una coherencia a las imágenes se lo plantea a partir de dos preguntas esenciales: ¿Cómo demonios hemos llegado hasta aquí? y ¿Cómo demonios salimos?.

Lo más novedoso de este análisis político es, sin duda, el aumento considerable del pesimismo de Moore a la hora de reflejar lo que está sucediendo en el mismo desde la llegada de Trump. No es ninguna sorpresa su abierta oposición en todos los aspectos al actual presidente, al que ha atacado con lo más granado de su verbo sin contención alguna, pero sí resulta novedoso en alguna medida su desilusión, por decirlo con elegancia, con los políticos demócratas y de modo singular con un Obama que ha cambiado en términos decepcionantes tras sus ocho años en la Casa Blanca.

El testimonio del cineasta comienza con la campaña electoral de 2016, dejando constancia del gran optimismo de unos demócratas que están convencidos de un triunfo rotundo en las urnas que auguran también las encuestas. Por eso la inesperada victoria de Trump se les hizo más dolorosa, convocando un verdadero mar de lágrimas. Se dedica a renglón seguido a bucear en los orígenes de la derrota, acercándose a la figura humana del nuevo presidente y combinando este factor con algunos de los sucesos. No falta, además su impagable y brillante sentido del humor y su ataque frontal a determinados políticos republicanos.