Uno es policía. El otro, sospechoso. Entre ambos, una mesa y poco más. La iluminación es tenue, casi inexistente. Luz entre sombras, lo justo para subrayar la expresión de los rostros. Más que un interrogatorio, aquello acaba siendo un combate de boxeo emocional. Uno habla, el otro escucha. Uno miente; el otro, también. La escena dura unos seis minutos, pero les costó todo un día de repeticiones.

Uno de ellos es José Coronado. El policía. Y el otro, el sospechoso, víctima o verdugo, o ambas cosas a la vez, que es lo que se tiene que dilucidar, lo encarna Hugo Silva Hugo Silvacon absoluta convicción. La película se titula El cuerpo y ha sido escrita por Oriol Paulo, que dirige la función. Arranca con la desaparición de un cadáver de la morgue, el cuerpo de una mujer fundido, evaporado sin dejar rastro.

El inspector, Jaime Peña, que así se llama el personaje de Coronado, investiga el extraño suceso. ¿Dónde está el muerto? Mientras que el joven Álex Ulloa, al que da vida Hugo Silva, ejerce de viudo desconsolado (o no) de la mujer desaparecida (o no). Ella también tiene nombre: se llama Mayka, y aunque está muerta (o no), se erige, estando sin estar, en el tercer lado de un triángulo dramático al que se suma con autoridad Belén Rueda.

José Coronado y Hugo Silva: dos generaciones de actores frente a frente. Dos formas de hacer, casi dos formas de estar. Uno de los dos vencerá en esta historia de falsas apariencias y giros inesperados. El otro perderá. Pero los dos saldrán emocionalmente magullados. Como actores, no obstante, ambos acaban ganando: "Una película como 'El cuerpo' marca toda una carrera", afirma Hugo Silva.

La escena del interrogatorio, como en realidad toda la película, pone en juego emociones extremas. El cuerpo es como una partida de póquer donde las apuestas son altas, se puede decir que la propia vida. Puro ajedrez verbal. "Los dos atacan y se defienden, buscando sobrevivir a sus propias tretas. Estamos ante una partida de ajedrez muy agresiva. O, si se quiere, un combate de boxeo muy inteligente", remarca Hugo Silva.

Para José Coronado, encarnar a un policía no es nuevo. Al contrario, es casi un hábito. "Supongo que huelo a madero - bromea -. Llevo una docena o más de estos personajes en mi carrera", recuerda el actor cincuentañero (más que cincuentón), que empezó su vida de estudiante disoluto, sin imaginar que acabaría siendo un reputado actor, especialista en policías.

Si en algo se graduó en la universidad, fue en póquer y mus. Luego ejerció de modelo, de empresario, de dueño de restaurante, de motero - en eso sigue: la moto, que no se la toquen -, y, finalmente, tras años de dar tumbos de aquí para allá, ha acabado por afianzarse como uno de los más sólidos actores de cine en este país.

Volviendo a sus maderos, José Coronado consiguió un Goya este mismo 2012 por dar vida a un esforzado representante de la ley, Santos Trinidad, en No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu. "No sé por qué me encargan tanto policía; supongo que se me dan bien. Son unos tipos muy torturados, los polis. Al menos los que me tocan a mí", bromea. Coronado, como el resto del reparto y el director, Oriol Paulo, no quieren hablar demasiado de este thriller que arranca con aire sobrenatural, próximo al terror. Pero que, sin embargo, poco a poco, a medida que se acumulan los misterios, va entrando, como dice Paulo, "en un mundo racional y obsesivo donde se dibujan dos grandes temas: la venganza y la culpa".

José Coronado, por su parte, subraya una evidencia: "Tan sólo diré que hay situaciones tremendas". Y añade un consejo: "Eviten que nadie les cuente nada", afirma, divertido, el actor que se ha esmerado, como siempre hace, en construir un policía diferente; ante todo, diferente del disoluto Santos Trinidad, aquel policía atorrentado (por el Torrente de Santiago Segura) y pendenciero, protagonista del filme de Urbizu. "Como policía, como ser humano, Jaime Peña es muchísimo más complicado que Santos Trinidad". Efectivamente, "su policía", como remarca Coronado, resulta un ser abrumado, culpabilizado; un tipo herido por la vida; poco aseado, desagradable, francamente antipático. "En una película de género debes buscar la diferencia en cada personaje".

Hugo Silva nunca había trabajo con José Coronado, "y lo estaba deseando". Ensayaron mucho antes de empezar a rodar. Silva recuerda como Oriol Paulo los sorprendía en el rodaje introduciendo situaciones inesperadas. "Para que no nos amodorremos", apunta. Para el actor todo es cuestión de atmósfera, "algo así como el estado que deja la música". De hecho, la música es muy importante, y no sólo por la banda sonora. "Oriol nos buscó una canción que identificara a cada uno de los personajes, a su universo emocional. Una canción guía o amuleto o como le quieras definir", destaca el actor, cuya canción fetiche fue One Day Like This, de los británicos Elbow: "En esa canción encontrarás mucho de mi personaje".

O sea que 'El cuerpo' es una película con playlist emocional. "Con esas canciones, que yo les sugería, quería dar a entender a los intérpretes un paisaje moral y un perfil emocional", recuerda.

El resultado, como hemos dicho, es un filme de factura clásica, donde el terror insinuado va tomando cuerpo (o perdiéndolo, como se pierde el cadáver al inicio del relato) entre entuertos y sorpresas, en medio de un paisaje árido, de morgue y oficina. Marcado por unos espacios amenazantes, impersonales, tristes, por los mismos donde deambulan unos personajes inquietantes y, a la vez, vulnerables entre una atmósfera sobrenatural que todo lo empapa.

Para Hugo Silva, rodar esta película ha sido una experiencia reveladora. "Mi personaje tiene muchos matices, y no se termina de conocer hasta el final. Eso, para cualquier actor, es un desafío", afirma convencido. "Estamos entre personajes que son un acertijo, donde el sentido común para entenderlos resulta al final el menos común de los sentidos".

Para el actor, el rodaje fue duro, en el sentido de su relación con el personaje. "En esta película oscura, de sótanos emocionales, Álex se me enganchaba al alma; no quería, pero me lo llevaba a casa, algo que intento evitar con todas mis fuerzas", comenta este actor, famoso a raíz de sus apariciones en series de televisión, como 'Los hombres de Paco', donde era uno de los puntales dramáticos. El cine es ahora su horizonte. "Aunque no creo que hagamos 'El cuerpo 2'", dice Hugo Silva. "Tal como acaba todo, lo veo un poco difícil".