Después de los controvertidos comentarios de Martin Scorsese en torno a las películas de Marvel y la abundancia de producciones basadas en superhéroes en el cine actual, el director de 'El irlandés' ha encontrado un nuevo aliado. Y es que Quentin Tarantino también ha mostrado preocupación por el estado actual del séptimo arte, llegando a afirmar que el año pasado fue "una guerra" en el cine.

"Creo que el año pasado hubo una auténtica guerra en el cine", explicó el director en una entrevista con Deadline. El autor se explayó, señalando sus preocupaciones en torno a la industria cinematográfica actual: "Tal y como yo lo veo, el producto comercial lo poseen conglomerados, los proyectos que todo el mundo conoce, sea Marvel Cómics, Star Wars, Godzilla o James Bond, esas películas nunca tuvieron un mejor año que el pasado".

"Habría sido un año en el que habrían dominado el mundo por completo, pero no lo fue del todo. Porque muchas películas originales se estrenaron y fueron vistas, y eso hizo que el año pasado fuera un gran año para el cine", continuó. "Estoy realmente orgulloso de estar nominado con el resto de películas candidatas, y creo que cuando resumes el año, el cine no cae en blockbusters ni franquicias, al menos según lo visto el año pasado", insistió.

"Si no hubiera sido así este año, podría haber sido el final para películas de este tipo, pero ha sido un año sensacional. Combatir algo como 'Vengadores: Endgame', que acaparó la conversación y era lo único de lo que se podía hablar, era muy difícil. Lo intentaron también con 'Star Wars', y creo que no funcionó también, aunque ha sido casi imposible no escuchar nada sobre ella", sentenció.

Así, en consonancia con las opiniones de Martin Scorsese y su preocupación de la vertiente más artística del cine, Tarantino parece más optimista que el director de 'Toro salvaje'. Y es que al realizador de 'Érase una vez en... Hollywood' no le faltan razones para reivindicar el cine que no es franquicia y 'remake' empezando por su propia película, que ha conseguido más de 373 millones de dólares en taquilla, una cifra nada desdeñable para una producción que costó 90 millones.