La compañía circense más importante del mundo, El Circo del Sol, ha traído a Málaga a 118 de sus miembros (47 artistas y 71 técnicos) para levantar entre nosotros su espectáculo Totem. Los artistas, a través de un amplio abanico de las acrobacias más atrevidas, contarán la evolución del ser humano desde sus momentos más primitivos hasta la actualidad. Éstos, junto al resto de sus compañeros, se preparan diariamente a través de innumerables ensayos para que el trabajo final quede a la altura de las expectativas de los asistentes. Nos adentramos en el backstage de la carpa del Circo del Sol para conocer algo más de la vida de sus componentes.

Decenas de ensayos diarios, ejercicio activo y una alimentación adecuada son algunas de las pautas que rigen este gran equipo. Los acróbatas disponen de un espacio junto a la carpa principal para realizar ensayos. Asimismo, siempre están acompañados de médicos, fisioterapeutas y nutricionistas para apoyar su desarrollo durante el trabajo y prevenir en la medida de lo posible cualquier tipo de accidente. Asimismo existe un equipo entero de sastres, cocineros, médicos y asistentes para que cualquier necesidad quede cubierta tanto en el espectáculo como el día a día.

De este modo, la vida de los trabajadores de la compañía tras la escena se convierte en una rutina de viajes y nuevos países por conocer. El equipo hace piña. Dejan de ser compañeros para convertirse en familiares. Son como hermanos, primos, amigos... Una familia que ha aprendido a quererse, protegerse y vivir de lo que más aman en el mundo, el circo. Entre bastidores se pierde el artista y se consagra el ser humano. Con sus recuerdos, vivencias y sentimientos como es el caso del sevillano, con raíces malagueñas, Alejandro Romero, director musical de la compañía. «Ahora mis compañeros son mis amigos, mi familia. Trabajamos cada día juntos y pasamos nuestro tiempo libre juntos. Si les pasa algo, es como si le pasase algo a un familiar. Una vez un compañero sufrió una caída en mitad de un espectáculo; yo estaba preocupadísimo pero debía continuar con mi trabajo. Casi me voy ese día, quería estar con él», expresa Romero.

Este joven, que ha trabajado anteriormente con artistas consagrados como India Martínez, Malú o Manuel Carrasco, entre otros, lleva desde 2009 con Cirque du Soleil y asegura que todo lo que ha vivido gracias a ellos «han sido experiencias únicas». «Se echan muchas cosas de menos. La familia, los amigos... La tierra siempre atrae, pero trabajar aquí es increíble. Ahora mismo todo lo que me venga solo puede ser bueno», incide el director. Este estilo de vida entre trenes, autobuses y aviones ha permitido al músico tener recuerdos «para la eternidad» que le han formado como artista y como ser humano. «Hay recuerdos increíbles. Viajando aprendes la cultura y costumbres de los diferentes países que visitas. Me llamó mucho la educación de los asiáticos. También el machismo que aún hay en algunos sitios», apunta.

Aprendiendo música a través de tutoriales por Internet y viniendo de una familia en la que la música «ya era algo esencial», Romero quedó prendado del espectáculo Saltinbanco, donde debutó por primera vez como director musical. «El día que realicé mi primer ensayo con ellos estaba un poco asustado, tenía algo así como miedo escénico. Recuerdo que estuve toda la noche ensayando, me quedé practicando hasta las seis de la mañana en el estadio de Wembley».

Esta aventura comenzó para el sevillano como un nuevo reto en su carrera profesional. «Nunca había trabajado en algo así. La verdad es que en un primer momento me dio miedo escénico, estuve a punto de decir que no. Además en el vídeo que envié para que me seleccionaran había mentido sobre mi nivel de inglés, aunque eso después dejó de ser un problema». En esta ocasión, el director se enfrenta a la evolución del ser humano, donde asegura que se encontrarán melodías de todo tipo. «Desde cantos africanos a cánticos indios americanos», destaca Romero, que, además, subraya que «cada espectáculo es diferente a pesar de ser la misma puesta en escena». «A veces siento que quiero regresar a hacer los trabajos que hacía antes con artistas nacionales; sin embargo,me gusta mucho lo que hago, es como si hubiera alcanzado el máximo, el techo y por el momento, continuaré aquí», expresa ilusionado. Una ilusión que buscará contagiar a partir de hoy y hasta el 1 de julio a todos los malagueños que asistan a Totem.