Ser optimista no asegura el éxito, pero ayuda a alcanzarlo. La persona optimista invierte esfuerzo y trabajo en lo que cree que puede tener salida y posee algo muy importante: esperanza. Eso le da ánimo y motivación para seguir intentándolo. El optimismo no se compra, pero sí se puede entrenar, como se entrena la fuerza, la estrategia o la flexibilidad.

Todas las personas tienen problemas y a veces parecen incluso insalvables. Pero la manera en que cada ser humano se enfrenta a ellos diferencia al ganador del perdedor.

Pensar de forma optimista requiere un esfuerzo mayor que hacerlo de forma catastrófica, porque el cerebro tiene una tendencia natural a hacerlo así. Pero también posee una cualidad muy importante, la plasticidad. Aprende constantemente y no solo a realizar una nueva receta o a mejorar una habilidad deportiva, sino también nuevas formas de pensar y de sentir. Y esa es la base del optimismo.

De la mano de Pere Estupinyà y Patricia Ramírez, fabulosa dupla para divulgar los entresijos más misteriosos del cerebro, la mente y el comportamiento humano, se abordará el papel que juegan las emociones en las decisiones cotidianas, conscientes e inconscientes, y cómo controlar los estados negativos y fomentar los positivos. La Covid y el confinamiento han alterado los hábitos, las relaciones sociales y los estados anímicos, y hay investigadores estudiando la neurociencia y la psicología de emociones como el miedo o la alegría. Conocer cómo funciona el cerebro puede dar pistas muy útiles para mejorar la vida.