Opinión | Lectores

Cartas al director

'Por qué se debilita nuestra democracia', por José Ramón Talero Islán

Una sociedad falta de cultura ,que se valora la mediocridad y el no saber, que acepta con gracia el no conocimiento de las cosas y se deja llevar por la manipulación, ambigüedad y engaño está condenada al suicidio colectivo, y ese suicido es el exterminio de la libertad y el razonamiento individual de cada ciudadano.    La mal entendida aquiescencia a nivel global, engendra personas sin razones para debatir, conversar, rebatir, disentir etc., estamos presenciando de forma acelerada en todos los ámbitos sociales, gran número de personas, inestables, irrespetuosas, apáticas, que no aprecian nada.   Una sociedad de excesiva comodidad, de poco esfuerzo y exigencia está condenada al fracaso.   La democracia, según la he entendido siempre, es el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. ¿Se está haciendo esto de forma justa, aquí en nuestro país?   También he de recordar que la partidocracia, forma de gobernanza en la que los partidos se transforman en una manera de escalar categorías sociales y fiscalizar a la colectividad en vez de atender las necesidades del pueblo. Por estos motivos, ya no es mecanismo de la democracia. ¿Hay forma de corregir esto para que nuestras libertades no se acaben?   El servicio político no es un medio de vida perenne   La profesión política es de las más importantes en la sociedad. El que tenga el privilegio de ejercer esta profesión de servicio a los demás es realmente digno. Pero también hay que recordar que este servicio no se puede perpetuar y hacerlo como un medio de vida perenne. Soy siempre de la opinión de que los gobernantes deben ser los mejor preparados, los más honestos y los que siempre buscan el bien general y no el bien partidista.    Sigo sin comprender aún, cómo en esta profesión de servicio a los demás, y tan dura en el esfuerzo por la mejora de toda la ciudadanía, sea de las profesiones más solicitadas y perpetuadas en nuestro país. No entiendo los privilegios y las normas que establecen y consienten sus señorías. No olviden nunca que están siempre al servicio del pueblo y que el pueblo, con nuestros impuestos, les pagamos.   Concluyo con unas palabras de un catedrático de derecho, publicadas en varios diarios nacionales sobre nuestro poder judicial y que decían:    La democracia se debilita cuando se incumple contumazmente el mandato constitucional de renovar el órgano de gobierno del Poder Judicial, se aprueban leyes disparatadas que le despojan de sus funciones constitucionales, se desoyen los criterios del TEDH y del TJUE sobre la independencia judicial, se nombra fiscal general del Estado a quien ha ostentado cargos políticos relevantes, se alienta desde las instituciones el incumplimiento de las resoluciones judiciales con narrativas destructivas y se ataca sin escrúpulos al Poder Judicial.    Aportemos de forma enérgica, en política, las dificultades que aparecen ordinariamente en el ámbito más cercano, exigiendo de forma contundente suprimir actuaciones funestas, cargadas de podredumbre e indecencia y que venimos soportando durante tanto tiempo.