Hay que ver con Javier Ruiz, el presentador vespertino de Noticias Cuatro. Quedan pocos días para que la cadena cancele su informativo, que desde primeros de año ha reducido a su mínima expresión. Pues bien, parece que él ha dicho: "¿Sólo dispongo de un cuarto de hora? Pues os vais a enterar". Y durante las últimas semanas cumple su función como un jabato, como si en los pocos sumarios que le quedan por presentar cupiese el fin del mundo, la Tercera Guerra Mundial y el penúltimo de los cataclismos.

Recuerdo con estremecimiento cómo yo me encogí en el sofá el pasado viernes cuando Javier explicó, como sólo él sabe, con gráficos muy elocuentes, cuál iba a ser el ascenso de temperaturas en nuestro país de aquí a 2040 y hasta 2070. Cómo subiría el nivel del mar. Y cómo a fecha de hoy el planeta sufre oscilaciones térmicas de casi 100 grados, de los 50 de Australia hasta los casi 40 negativos de Chicago.

Pero eso no fue nada para lo que vino después. Como quien no quiere la cosa, Javier Ruiz anunció que Putin y Trump habían roto esa cláusula por la cual Rusia y Estados Unidos se comprometían a no usar el arsenal nuclear que poseen. Lo que escriba yo es poco. Había que escuchárselo a Ruiz. Había que ver las imágenes de misiles y de los susodichos líderes que acompañaban su didáctica explicación. El cuarto de hora dio para mucho más. Venezuela al borde del colapso, los taxistas de Madrid y las VTC de Barcelona al borde de un ataque de nervios, y el traslado de los políticos presos desde Lledoners hasta Alcalá y Soto del Real (topónimo con connotaciones de reality) contado como una película de terror. No sé cómo quienes tienen hijos puede dormir sabiendo en qué mundo vivimos. Yo me tuve que tomar un Trankimazín.