Como habrán apreciado los catadores de televisión de la buena, hace tiempo que La 1 está amortizada. Ni cumple su función de servicio público ni su programación está a la altura de las circunstancias. La 1, desde hace mucho tiempo, reconozcámoslo, se comporta como una cadena privada más. Sus programas más caros, externalizados a productoras privadas, por supuesto, podrían ser acogidos por las privadas más exitosas. La emisión de películas sin ton ni son muestra a las claras la falta de criterio. Entre el sábado y el domingo pueden llegar a emitirse hasta diez. La falta de imaginación durante los fines de semana es clara y manifiesta. Y pensar que entre Íñigo y Fernando Navarrete, hace 38 años, cocinaban sin despeinarse cuatro horas en directo en Fántástico.

Lo penúltimo ha sido conocer que la minuta de Cárdenas, en director, presentador y productor de Hora punta, se triplicará la próxima temporada. Al tiempo que el presidente de la Corporación, José Antonio Sánchez, anuncia su intención de abandonar tras cumplir este mes de junio su mandato. Hace unos días el crítico televisivo Juan Jesús Aznárez se deshacía en elogios hacia una entrega del programa En portada que dirige desde hace 32 años José Antonio Guardiola. Y tras enumerar una serie de méritos, se preguntaba por qué este espacio no se merecía saltar a La 1. Si hubiese tenido el número de Aznárez le habría llamado en ese momento. Para comentarle que entonces habría que trasvasar no menos de 30 programas dignísimos de La 2 al primer canal. Y porque en el contexto de La 1 desde hace tantos años, un producto como En portada no pega ni con cola.

Defendamos La 2, pues, que es lo que nos queda, y no elucubremos con lo que no tiene nombre. No hay que desgastar energía en batallas perdidas.