RESUMEN DE LA ETAPA

Para realizar este recorrido circular se han seleccionado tres tipos de senderos oficiales, pertenecientes a la red de la Federación Andaluza de Montaña o al Plan de Uso Público del Paraje Natural Los Reales de Sierra Bermeja. Se comienza por el Sendero de Pequeño Recorrido PR-A 242 Genalguacil-Los Reales en sentido descendente.

Los dos primeros kilómetros se utiliza una estrecha pista asfaltada con muy poco tráfico. Luego se convierte en senda, que hasta la Plazoleta de Genalguacil sigue siendo PR y a partir de allí ya es solo Sendero de Uso Público, concretamente el de Los Reales, que hace cumbre por vereditas de sierra.

El descenso hasta el punto de inicio coincide con el Sendero Local SL-A 168 Subida al Pico de los Reales. Este tiene un kilómetro de pista de zahorra y el resto vuelve a ser sendero. El Paraje Natural Los Reales de Sierra Bermeja engloba a los mejores bosques de pinsapo del mundo creciendo sobre peridotitas, una roca plutónica procedente del manto terrestre que ya de por sí es una rareza.

Los suelos que generan estas piedras son muy ricos en metales pesados, y es por ello que se encuentran aquí numerosas plantas exclusivas de este tipo de sustrato. Una fauna muy diversa también intenta acomodarse a este entorno tan agresivo, y es en especial relevante la población de un ungulado endémico de la Península Ibérica, la cabra montés.

En cualquier caso, uno de los recursos más valorados por los visitantes es el del paisaje. Con este recorrido se tienen excelentes vistas hacia los cuatro puntos cardinales, lo que incluye la Serranía de Ronda, el Mar de Alborán y el Estrecho de Gibraltar. Bien utilizando los miradores acondicionados o desde cualquiera de los escarpes del sendero, esta prominente montaña se yergue en el contacto entre dos continentes y dos mares.

También ha sido este un escenario histórico donde se desarrollaron algunas de las últimas batallas de moriscos contra cristianos y donde ilustres científicos descubrieron las joyas botánicas o faunísticas que atesora Sierra Bermeja.

LO MEJOR DE LA ETAPA

UN ESCENARIO PARA LA HISTORIA

Por el carácter tóxico de las tierras bermejenses, estas sierras de peridotita no albergan ningún pueblo, desviados al cercano contacto de las rocas pizarrosas o los mármoles. Este aislamiento y lo agreste del terreno propició que fueran el refugio de los últimos moriscos andalusíes y el escenario de algunas sangrientas batallas. En Los Realillos se localizan los restos de una fortificación de aquella época, posiblemente el afamado fuerte de Calalui.

Pero es precisamente la singularidad de las rocas plutónicas del manto y la flora exclusiva asociada lo que ha generado la visita de numerosos científicos, uno de los cuales, Edmond Boissier, descubrió aquí para la ciencia el pinsapo en la primera mitad del siglo XIX. En el área recreativa hay algún monumento erigido en memoria de estos ilustres visitantes y varios enclaves dedicados a los personajes destacados en la lucha por la conservación del espacio natural.

PANORÁMICAS HACIA DOS CONTINENTES Y DOS MARES

Sierra Bermeja es un coloso de rocas rojizas que se erige como la primera montaña de cierta envergadura del poniente de los sistemas béticos. De hecho, es la más alta de cuantas se asoman al litoral occidental malagueño.

Desde los tramos de inicio y finalización del sendero es posible divisar las Bahías de Estepona y Algeciras, el Peñón de Gibraltar y, en los días claros, las costas africanas de Marruecos. La mitología griega situó a ambos lados del estrecho las columnas de Hércules, que un vecino de Casares, Blas Infante, llevó a la bandera andaluza.

Desde las zonas que se abren al oeste y el norte o desde las cumbres se ven los blancos pueblecitos del Valle del Genal: Gaucín, Benarrabá, Algatocín, Benalauría o Genalguacil, el más cercano. Con buen tiempo incluso se alcanzan a ver Cortes de la Frontera o la sierra de Cádiz.

Hacia el este, el amplio panorama proporciona una sucesión de montañas que terminan en la Sierra de las Nieves.

DESCRIPCION DEL RECORRIDO

La plazoleta dedicada al Guarda Mayor Salvador Guerrero marca el inicio del sendero, que sigue la pista asfaltada en dirección norte, pasa por los bancos y barbacoas del área recreativa de Los Reales y deja a la derecha el primer mirador, al otro lado del refugio Agustín Lozano, que fue un ingeniero que también trabajó por la conservación de estos lugares. Hay un nuevo ensanche, del que parte el vial que lleva a las antenas de telecomunicaciones de la cima. Aquí colocó el ayuntamiento de Estepona una placa conmemorativa del viaje de Edmond Boissier a Sierra Bermeja en 1837.

Comienza el descenso, durante el cual la carreterita describe un par de curvas entre los pinos resineros, que son los más altos de cuantos se ven en el recorrido. Lo más significativo es la prometedora regeneración del pinsapar bajo la protección de estos árboles, que en algunos lugares forman ya pequeños bosquecillos. Una ligera curva hacia la izquierda lleva hasta las señales de inicio del Paseo de los Pinsapos (km 2), que es el sendero de uso público más conocido del Paraje Natural. La senda pedregosa comienza descendiendo y adentrándose en una mancha de espigados pinsapitos creciendo muy juntos.

Caminando entre manchas de brezales y jarales se pasa por una fuentecita que normalmente está seca en verano y por el barranco del Algarrobo, provisto de un puente peatonal. Se llega así a uno de los lugares más emblemáticos del recorrido, la Plazoleta de Genalguacil, donde hay grandes ejemplares de pinsapos provistos de alcorques, algunas señales informativas y un mural de azulejos con un poema de Federico García Lorca dedicado a los árboles.

De los tres senderos que salen, se elige el del Pico de Los Reales, el primero que se encuentra, a la izquierda. Se abandona así el trazado del PR-A 242, que continúa bajando.

Entre el ramaje de pinsapos jóvenes una decidida subida lleva a contemplar por primera vez la mayor masa de pinsapos, en el anfiteatro rocoso debajo de las antenas de telecomunicaciones que ya empiezan a verse. Los hitos del camino son postes de madera con flechas blancas grabadas que indican la dirección contraria a la de marcha porque señalizan otro itinerario diferente. En el único cruce al que se llega hay que tomar hacia la izquierda, el ramal más transitado.

Pasando por una zona de grandes bloques rocosos y árboles enriscados de escaso porte se llega a un puerto muy desarbolado a causa de un incendio pasado, el Boquete de los Palos (km 3,6).

A la derecha del camino, al otro lado de la vaguada, se ve el Pinsapar de la Mujer. El mojón de cemento señala la linde de términos municipales de Genalguacil y Casares, que va por la cuerda en la que andando se cambia de solana a umbría.

Una oquedad en el terreno, quizá un pozo de nieve, y una señal alusiva a las peridotitas dan paso a la última cuesta, con el camino rodeado por centenarios pinos de troncos cubiertos de líquenes y, a su sombra, multitud de pinsapos de muy diferentes edades.

En la cumbre (km 4,6) se juntan los tres municipios, hay un vértice geodésico y, como era de esperar, las vistas panorámicas abarcan casi el arco completo, solo impedidas por la cercanía de enormes antenas de telecomunicaciones de diversas instituciones. El vial de servicio de estas infraestructuras es una pista maltrecha y asfaltada a trozos que ya está en el término de Estepona y que es el recién habilitado Sendero Local SL-A 169. Las marcas blancas y verdes llevan hasta el comienzo de una vereda que mientras rola hacia el sur va bajando por entre árboles con formas caprichosas por lo expuesto del lugar. Se atraviesa hasta en cuatro ocasiones una alambrada por portillas que hay que dejar cerradas y se llega así al mirador de Salvador Guerrero, de visita obligada. Un corto trayecto más de senda, ya hacia el norte, lleva al punto de finalización.