Cuando Fernando el Católico prometió cualquier cosa a aquel que le abriese las puertas de Ronda, poco podía imaginarse que Alonso Yáñez Fajardo le pediría ocupar el cargo de Putero Mayor del Reino de Granada. Y el Rey, fiel a su palabra, le dio título y oficio, pero con unas reglas muy claras, debía cuidar de estas mujeres y de la moral social. Don Alonso cobraba por las boticas o habitaciones de las mujeres públicas, y por sus manos pasaban los diezmos de todas las casas de prostitución de todo el Reino de Granada…casi nada.

Y en toda esta historia, calle Camas tendrá su protagonismo como epicentro de prostitución, ya desde tiempos árabes, tanto por su proximidad con Puerta Nueva, por donde entraban todos los comerciantes, como por la estratégica ubicación de las casas de citas, pegaditas al interior de esa muralla de Málaga tan transitada por los soldados de cualquier época. Tan sólo añadir que en los siglos XV y XVI pasó a llamarse «calle Mancebía». Blanco y en botella.

Pero con la conquista cristiana de Málaga, no solo aparecería este curioso cargo público, sino que también se asentaría la Inquisición buscando primeramente a falsos conversos o cualquier desviación moral de la populosa población de Málaga, y más tarde, a mujeres (y algún que otro hombre) sospechosos de cualquier práctica que pudiera ser considerada brujería, que habitualmente adivinaban el futuro en patios y callejas ofreciendo sus servicios a cambio de algún tipo de beneficio, económico o espiritual. Cualquier sospechoso de herejía se enfrentaría a un juicio riguroso de la Inquisición, y sería castigando con penitencias, sambenitos, y en los peores casos, la hoguera

Te proponemos el mejor plan para para conocer todos los claroscuros de la historia medieval y moderna de nuestra ciudad de la mano de nuestro compañero Jorge, Licenciado en Historia, que se recorrió allá por 2015 todos los archivos y bibliotecas para documentarse a fondo de esta otra Historia que pocos cuentan (y algunos intentan copiar)