Sendero 2 de la Gran Senda | Pasarelas litorales: La Cala de Mijas – Playa de la Luna

Resumen de la etapa

Uno de los atractivos principales de este sendero son las pasarelas, no por la infraestructura en sí sino por permitir conocer unos lugares muy especiales que hasta su construcción tenían difícil acceso. La integración de estos nuevos viales en un entorno tan abrupto como el de los acantilados y dunas litorales es complicada, pero la elección del trazado, los materiales y los colores han intentado minimizar en lo posible el impacto.

Aparte de los enclaves de interés patrimonial histórico (las torres vigías) la importancia medioambiental de la franja litoral desde la Punta de Calaburras hasta Calahonda es tal que ha merecido su protección mediante la figura de Zona de Especial Conservación (ZEC). Las desembocaduras de los arroyos, los extensos roquedos emergidos y las dunas son el contrapunto ideal a las playas de arena, conformando una amalgama de paisajes muy diversos.

El recorrido, por último, es un excelente lugar para el avistamiento de aves marinas y limícolas principalmente, aparte de que los reductos de vegetación mediterránea y la diversidad de ambientes descrita enriquecen bastante el catálogo faunístico.

Punto de inicio

En el centro urbano de la Cala de Mijas (Tenencia de Alcaldía de la Cala de Mijas, junto a estatua del burro taxi), donde hay paradas de autobús y zonas de aparcamiento.

Punto de llegada

Al terminar un sendero de tierra se llega a la N-340, donde está la parada del autobús a la derecha.

LO MEJOR

Torres vigía. Durante un recorrido tan corto es posible ver tres torres vigía, de las cuales una además es visitable y aloja actualmente el Centro de Interpretación de este tipo de construcciones defensivas. Esa almenara es la conocida como El Torreón o la Torre de Batería de la Cala de Mijas. Erigida justo al principio del sendero, llama la atención sobre todo por su planta de herradura o pezuña. Está construida de mampostería, pero dinteles, esquinas y otros elementos son de ladrillo de barro cocido. Data del año 1773 y tiene un perímetro de unos 35 metros.

La siguiente y más difícil de ver es la Torre Nueva, que está a la altura del km 2,1 nada más comenzar las pasarelas. Está sobre un promontorio, al otro lado de la autovía, y es la más antigua de las tres, pues aparece en escritos de mediados del siglo XVI. Por último, está la Torre de Calahonda, que es de 1575 y se ve casi al final del recorrido, sobre uno de los peñascos rocosos que dominan la playa. Ésta también es troncocónica y, como las anteriores, supera los 10 metros de altura.

Las pasarelas litorales. Dejando aparte la Playa de la Cala, la de mayores dimensiones del recorrido, Calahonda en sí se compone de calas de arena separadas por diques de rocosos, principalmente esquistos y gneises. Las diversas “puntas” actúan pues como embudos para el tránsito peatonal por la orilla, que durante las tormentas se torna imposible o muy peligroso.

La obra de las pasarelas permite ahora conocer cómodamente un tramo litoral realmente interesante desde el punto de vista medioambiental, convirtiéndose en una plataforma privilegiada desde la que observar las plantas y los animales que, sobre todo fuera de la época estival, proliferan en la franja intermareal.

Descripción del recorrido

El recorrido comienza al lado de la Tenencia de Alcaldía de la Cala de Mijas, con su reconocible estatua del burro taxi. Hacia el sur sale la Calle Marbella, que acaba en el cruce con la Calle Torreón puesto que allí se erige la espectacular atalaya visitable. Una vez en la extensa playa de la Cala hay que utilizar un camino de placas de hormigón impreso que se dirige hacia el oeste.

En este lugar ya se ha enlazado con la Senda Litoral, como indica la señal de la etapa. Hacia levante queda la escarpada Punta de Calaburras con su conocido faro.

Nada más empezar a andar hay que cruzar mediante un puentecito el Arroyo de la Cala, que normalmente mantiene una gran charca, jalonada de tupidos carrizales con espadañas, donde es frecuente ver aves acuáticas. El sendero va ahora por un grupo de anticuadas viviendas adosadas que terminan en la calle Paseo del Mediterráneo.

Ya en la playa del Bombo se cruza el arroyo de Torrenueva y se llega al varadero para pequeñas barcas de pesca. Comienza así el primer tramo de pasarelas elevadas, ancladas en las rocas del acantilado, alcanzando pronto bastante altura sobre la línea de costa. A la derecha se tiene el corte de las olas sobre las rocas mientras que abajo la plataforma de abrasión creada por la erosión marina deja numerosas charquitas por las que vagabundean numerosas aves. Esta zona se conoce como la Punta de la Torre Nueva (km 2,4) en referencia a la atalaya que se encuentra un poco apartada tierra adentro.

El talud que soporta las pasarelas es ahora terroso, a veces tapizado con vegetación o incluso ajardinado. De vez en cuando un ramal de escaleras permite descender a la playa. Aunque sigue habiendo calitas de arena dorada, del mar sobresalen aquí y allá islotes achatados y numerosos roquedos. En total, y cuando se llega a las inmediaciones de la alta torre Rosa de los Vientos (km 3,2), este primer tramo de pasarelas tiene un kilómetro y medio de longitud.

De nuevo a nivel del agua, otra vez se transita sobre un camino de hormigón que al vadear un arroyo pasa a tener piso de albero compactado. Cuando se llega a un nuevo arroyuelo aparece un vial que asciende hacia la autovía, que se ve ahora muy cerca. Se opta en cambio por continuar por la playa, buscando los lugares donde la arena esté más asentada.

Desde el segundo varadero tradicional del sendero ya es posible ver la mole de la Torre de Calahonda (km 4,1), en un cabo rocoso tras el que hay una zona de escolleras. Se pasa por el Arroyo de Calahonda y, tras haber recorrido en total casi 1 kilómetro por la arena, los bloques de Torre Alquería aparecen cerrando la costa y el sendero, que se ha de subir.

Pasando por detrás de un chiringuito empieza el segundo tramo de pasarelas, que esta vez se asienta sobre una duna estabilizada por la vegetación. Un corto desvío lleva a conocer el alcornoque del Arroyo de la Algaida, vestigio de bosques ancestrales, mientras que un poco más adelante una araucaria (km 5,3) se ha ganado su posición entre las maderas del sendero. La interesante flora propia de las dunas rodea al entarimado en adelante, bien como tupido matorral mediterráneo, bien como hierbas dispersas por la arena.

Tras 1300 metros de pasarelas se accede de nuevo a la playa y enseguida se llega a un arroyo en el que es fácil localizar un sendero de tierra que en ascenso lleva a la nacional 340 donde está la parada de autobús hacia la derecha.